Pablo Darqui y Nathalie Poza junto al director del espectáculo Andrés Lima
Si repasamos la biografía artística de Lou Reed observamos que fue un adelantado a su tiempo. Así mientras los Rolling, los Beach Boys o los Beatles encadilaban a sus auditorios con baladas pop edulcoradas y aceptadas por todos, él y su banda, The Velvet Underground, producían álbumes en los que se abordaban asuntos (drogadicción, prostitución, transexualidad, violencia machista...) por entonces nada tenidos en cuenta por el star system. Pero los Velvet no duraron mucho, fueron flor de un día: se dieron a conocer en 1967 con un LP en el que el mayor protagonismo se lo llevó la carátula diseñada por Andy Warhol y tras cuatro discos más (Lou Reed ya no participó en el quinto) desaparecieron. La carrera en solitario de Lou se inicia en 1972, año en el que da a conocer una de sus mejores creaciones, el LP "Transformer" muestra esencial de 'glam-rock'; lejos de proseguir en esta línea, al año siguiente aparecerá "Berlín", álbum en el que el artista deja atrás el movimiento liderado por David Bowie o The Roxy Music para crear un auténtico poema sinfónico en la línea de la Ópera rock que tanto se estilaba por entonces (The Who, The Queen, Genesis, Jethro Tull, el mismo David Bowie, y otros muchos más). Es este disco, "Berlín", el que eligió Andrés Lima para hacer su tributo al músico norteamericano.Lo que Andrés Lima vio en "Berlín" es lo que lo hace distinto, esto es, su tema, la historia que en él se relata, una historia de amor autodestructivo entre Jim, un yonki proxeneta maltratador, y Caroline, una prostituta drogadicta alemana que vende su cuerpo en las proximidades del muro, en el peligroso límite de la tierra de nadie, donde si tienes suerte nada te ocurrirá pero a la menor saltarás por los aires. Esta caída infernal, esta disolución en el mundo de la droga dura, laheroína, este salto por los aires es lo que Lou Reed cuenta en los 10 temas que forman el disco en su edición de 1973. A estas diez canciones se añaden en el espectáculo dirigido por Lima algunos otros temas tomados de otros discos como "Heroin", "Perfect day" o "Vanishing act".
Teatro totalCreo no exagerar si al espectáculo que he tenido oportunidad de ver en las Naves del Español -Matadero lo califico así, pues en él se aúnan :
- La música. ¡Magnífica, excelente, rotunda!, del LP "Berlín" de Lou Reed -y 4 temas ajenos al LP- que escuchamos reproducida en un claro homenaje a esos LPs de vinilo que rascaban y chisporroteaban en el inicio de algunos de sus temas, los más oídos. [aquí los 4 temas ajenos al disco] [en la página "Música que me gusta escuchar" se puede escuchar todo el álbum "Berlin" tocado en vivo por Lou Reed el año 2008]
- El texto. Las letras en inglés de las canciones son, en ocasiones, reproducidas en castellano por los intérpretes o aparecen rotuladas en grandes caracteres en las dos pantallas que en ángulo conforman el escenario. Al texto del músico americano se une el texto teatral creado a la limón por Juan Villoro, Juan Cavestany y Pau Miró que sirve para hilar a las mil maravillas los retales que en cierto sentido son las pequeñas secuencias en forma de canción del álbum.
- Los ACTORES. Sin lugar a dudas -y de ahí las mayúsculas- el alma y sostén del espectáculo. Ambos, Nathalie Poza y Pablo Derqui transmiten autenticidad y sinceridad. Su actuación es magnífica. Recrean con gran verismo el peligroso deambular del drogadicto por el abismo de la dependencia. Si a las drogas unimos la dependencia amorosa, la combinación es explosiva, cruda, atroz. Nathalie y Pablo viven sus personajes durante los 70 minutos que dura la función a tope, ganan el salario con creces, desnudan ante el público todo su excelente buen hacer actoral. Están -y perdón por la palabrita que evoca críticas añejas- sublimes.
- La puesta en escena. Aquí es donde la mano del madrileño Andrés Lima se muestra más en su salsa. El espectáculo es vanguardista y hace uso de cuantas manifestaciones existen en el teatro actual:
- El Video, Muy importante en el empleo como elemento subrayador de los textos y también como manera de romper las cuatro paredes que es la sala de teatro. A través de imágenes proyectadas sobre los dos paneles en ángulo que delimitan la escena vemos a Caroline y a Jim, alternativamente, nunca juntos, pasear su soledad de yonkis por la ciudad inhóspita. Las imágenes en blanco negro con primerísimos planos llevan este elemento auxiliar a niveles de Video Arte. Podríamos afirmar que en ocasiones lo que vemos es auténtica poesía visual.
- El atrezzo. El decorado lo constituye una cama matrimonial como único elemento. Simboliza todo: el amor, el sexo, la dependencia, el placer, incluso la muerte.
- La proximidad público-actores. La Sala 2 del Matadero es una sala pequeña en la que la cercanía actores - público es grande. El tema, la muestra de la marginalidad en que dos seres se encuentran dentro de su propia intimidad, se ve favorecida por el espacio.
- Las transparencias. Elemento no menor es el juego que se hace en ocasiones de proyectar las siluetas de los actores, mediante la iluminación posterior de los paneles, cuando salen de escena. Así la asfixia de la pequeña habitación se palía al intuir el "exterior", la calle.
- La música en directo. Si lo que está en la base del espectáculo es la potente y espectacular música de Lou Reed, el guiño de poner algunos sones de ciertos temas en manos de los propios actores logra el efecto de sacar la historia relatada en el LP "Berlín" y materializarla en la actuación de los dos actores. ¡Fascinante!