Revista América Latina

Desde Ecuador. Fabrizio de Luca: ¡La verdad se corrompe!

Publicado el 03 mayo 2015 por Joseantoniomedina1234

columnista fabrizioJohn Kenneth Galbraith, uno de los grandes economistas del siglo XX, fue muy respetado como catedrático de teoría económica, que desde 1949 ejerció en la Universidad de Harvard, considerada como una especie de testamento intelectual, fruto de su interpretación sobre las consecuencias de la política económica en la sociedad.

Para él, la realidad es que el mercado está sujeto a la gestión que financian y planifican cuidadosamente las grandes corporaciones privadas.

Sostiene que tanto los políticos reaccionarios como los medios de comunicación han metabolizado los mitos del mercado y señalado que la economía se estimula si la intervención del Estado es mínima, o que las diferencias salariales y el enriquecimiento de unos pocos son reglas inherentes del sistema que hay que aceptar como males menores, lo que en la práctica se interpreta como estar vencido ante el engaño o dar como bueno y válido el fraude legal.

Galbraith nos conduce a interpretar que en la actualidad, cada persona se cree portadora de la verdad sobre los fenómenos que acontecen en lo político, económico y social. Y cada académico cree tener la razón y quiere imponerla sobre la base de sustituir la realidad por su voluntad, pero la sabiduría popular nos recuerda el legado del poeta español Ramón Campoamor que sentenció: “en este mundo traidor, no hay verdad ni mentira: todo es según el cristal con que se mira”.

Al pensador francés Jean-Baptiste Say, los economistas le agradecerán siempre, la concepción sobre los mercados de que toda oferta crea su propia demanda.

Pues hoy transitamos por esa realidad cuando observamos el mercado de la verdad donde cada cual cotiza la suya, como una mercancía cualquiera, y en función de eso surge la ingratitud, la traición y el afán de venderse al mejor postor; en tanto, la desvergüenza nos invade, la indignación nos arruga el alma y la dignidad se ausenta del ambiente.

Nunca olvidaré la asignatura de lógica formal y dialéctica, la cual me impactó con el concepto de epistemología para explicarnos que al hablar de creencias, hablamos fundamentalmente de la verdad lógica, o en todo caso, de la verdad semántica.

Por ende, hay que diferenciar las tres grandes verdades que la filosofía nos enseña: la existencia de la verdad absoluta, la verdad percibida y la verdad científica, pues con ello construimos un sistema de conocimiento que nos permite llegar a elaborar nuestra  verdad, consecuentemente, nadie tiene el derecho a imponernos la verdad de su percepción ya que la verdad mal intencionada es peor que la mentira.

Ya lo advirtió el político y filósofo romano Marco Tulio Cicerón, cuando dijo: “la verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio porque en ella se conjugan tres características como son: la honestidad, la sinceridad y la buena fe, y mucho abusan utilizando su verdad  para desahogarse desde su interior, ya que para escribir sólo hay que tener algo que decir, ocultando sus intenciones malsanas”.

Por esa razón, es importante recordar al historiador y literato italiano Gaetano Salvemini cuando afirmó “la imparcialidad es una ilusión de los tontos, una jactancia de los oportunistas o una bandera de los deshonestos, nadie tiene derecho a ser imparcial entre lo verdadero y lo falso”. Colaboración especial para LatinPress®. http://www.latinpress.es


Desde Ecuador. Fabrizio de Luca: ¡La verdad se corrompe!

Volver a la Portada de Logo Paperblog