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Esta ves te iremos mostrando en diferentes entregas semanales nuestra propuesta de modelo de Bienestar Personal, hoy te mostramos la primera entrega. Hace unos días me encontraba como cada mañana iniciando mi jornada, cuando a las puertas del colegio de mi hija observaba el comienzo diario de los alumnos. Muchos de ellos n c ara de sueño, pero por muy desmotivados que fueran algunos se veía en sus caras reflejada una emoción positiva, y no pudiéramos decir que hablamos de alegría en general, mas bien es una sensación de bienestar interna que se manifiesta en nuestros rostros de manera espontanea. De la misma manera sucede cuando cada día visitan mi consulta personas con diferentes problemáticas, en muchos casos encontramos esa emoción positiva que genera en nosotros estados de satisfacción y podríamos afirmar si decimos que expresan felicidad. Pero ustedes se preguntarán lo que sucede, ya que si revisamos los artículos anteriores que hemos compartido observamos que la felicidad consistía principalmente en conseguir potenciar en nosotros las emociones positivas, además de vivir una vida significativa y potenciar elementos de disfrute. Efectivamente, esa es la idea que debemos reinterpretar, siguiendo a Seligman en su última obra: “Una vida para florecer”, donde plantea que la emoción positiva más significativa es la felicidad en si, por esa razón, valoramos nuestra vida de manera positiva aunque las cosas no nos vayan tan bien como esperamos, nos evaluamos como felices, sentimos una emoción muy compleja a la hora de evaluar e incluso de definir nuestro estado actual como es Ahora cabria pensar que no es posible un sentimiento estable de felicidad, pues la contestación a esta pregunta efectivamente es no, claro que es posible generar una sensación estable que nos genere felicidad, ese constructo que responde a la sensación plena de satisfacción con la vida lo llamamos bienestar personal, y fundamentalmente se define como: un estada de estabilidad personal caracterizado por la vivencia de mayor numero de emociones positivas, generadoras de felicidad, además de una sensación de estabilidad personal potenciada por el desempeño de competencias vitales que incrementan la satisfacción con la vida y generan la sensación la vida con sentido.
En esta definición nos encontramos con diferentes respuestas que nos permiten incrementar en nosotros la sensación de felicidad y al mismo tiempo fomentan el sentido de nuestra propia vida (concepto acuñado por Frankl en “El hombre en busca de sentido”). Existen personas que dan sentido a sus vidas apoyándose en una situación concreta, una persona o una vivencia que generan esa emoción de felicidad, en la misma línea, existen otras personas que ponen en sus vidas la vivencia potencial de las emociones positivas como la alegría, la risa, la felicidad… No pretendemos decir que estas formas de encontrar el bienestar sean deficitarias, ya que muchas personas dan sentido a su vida dedicándolas en muchos casos al consumo compulsivo de productos, e incluso basando su pensamiento en creencias irracionales, pero a algunos les vale, son felices sin involucrarse, no queramos buscarle el sentido a tales vidas, lo importante para ellos es que su sensación de bienestar es real, aunque a algunos pudieran parecerles vidas carentes de sentido. Además, nos encontramos con aquellas personas a los que la genetica les ha sonreído y vivencian más felicidad que los demás, muchos estudios plantean que la genética explica en un 50% nuestra sensación de felicidad, aquellas personas que suelen expresar una felicidad constante, como dice Sonja Lyubomirky en su obra del año 2010, La ciencia de la felicidad, donde denomina a este tipo de personas como: el alma de las fiestas, sus genes potencian la sensación de bienestar generadoras de esa emoción de felicidad plena, por esa razón las personas son capaces de potenciar actitudes y comportamientos potenciales de bienestar con un mínimo esfuerzo. Y por último, estamos los del montón en esto de la felicidad, aunque a mi entender son los que más trabajan para ser felices, pero de esta manera potencian en sus vidas actitudes generadoras de cambio, por esa razón es imprescindible iniciar un proceso de cambio personal vinculado principalmente en la actitud como díaria Frankl, actualmente desde el coaching lo llamaríamos esa automotivación favorecedora del cambio, en esa línea esas personas se dotan de herramientas que fomentan la adquisición de competencias vitales que potencian la sensación de bienestar personal, incrementando los niveles de felicidad.
Psicólogo
Terapeuta
Coaching personal
Experto en Formación.