"Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén y preguntaron: «¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo» Al enterarse, el rey Herodes quedó desconcertado y con él toda Jerusalén. (...) Después de oír al rey, ellos partieron. La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño. Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría, y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron oro, incienso y mirra." (Mateo 2, 1-3. 9-11)
Este relato evangélico sobre el nacimiento de Cristo, es completamente diferente del de Lucas, pues ambos ponen escenas particulares. En el caso de la visita de los Magos de Oriente, el relato no solo nos hace preguntarnos sobre estos personajes, sino sobre su procedencia y la misteriosa estrella que los guió.
Esa palabrita Magos, remite a un sustantivo con un contexto diferente al actual, es decir, que no tenían nada que ver con los actuales magos como David Copperfield. Mago, es una palabra que viene del griego μαγοι (magoi), y este de una palabra persa que hace referencia a los sacerdotes zoroástricos, una religión que en ciertos aspectos era parecida al Judaísmo. Estos sacerdotes, como cualquier otro clérigo de otra religión y de su tiempo, eran también sabios, o sea que tenían grandes conocimientos en varios campos, en especial la astronomía, que en esos tiempos estaba mezclada con la astrología. Por eso, se cree que estos Magos eran de Persia o Mesopotamia, regiones con los más grandes conocimientos del cielo, y que precisamente están al Oriente de Palestina. Lo de "reyes" se les dio, quizá a raíz de los regalos costosos que le ofrecieron al Niño Jesús.
Además de la procedencia, el relato nada dice ni de los nombres ni el número de estos extranjeros, solo dice que eran tres regalos: oro, incienso y mirra. Por eso durante la Edad Media, se difundieron leyendas sobre estos personajes, en las que variaba el número, hasta que se generalizó que eran tres, por los tres continentes entonces conocidos, razón por la que uno de ellos se hizo negro, se les dio animales según esas regiones (caballo, camello y elefante) y sus nombres: Melchor, Gaspar y Baltasar. Sin emabargo, si se ve en mosaicos bizantinos y otras pinturas medievales o renacentistas, los magos no varían en tono de piel, pero sí en número y en animales.
Los regalos, además del oro, el incienso y la mirra, son productos oriundos del Medio Oriente. Para los Padres de la Iglesia, estos regalos simbolizan los atributos de Cristo, el oro su realeza; el incienso, que es una resina vegetal cuyo humo es usado como perfume en los servicios religiosos asiáticos, simboliza su sumo sacerdocio; mientras que la mirra, una resina vegetal, era un costoso producto usado como medicamento o para embalsamar a los muertos, por lo que simboliza el sacrificio de Cristo en la cruz.
Entre tanto, la Estrella de Belén que guió a los magos, como fenómeno natural, se ha intentado por varios medios explicarla. La primera explicación razonable la dio el célebre astrónomo Kepler, argumentando que fue la común conjunción Júpiter-Saturno, y que según sus cálculos ocurrió en 7 a.C.; pero, en esa ocasión los planetas no se juntaron como para confundirlos con una nueva estrella. Otros señalan, según registros chinos, que debió ser una nova del 5 a.C.; o quizá el famoso cometa Halley. Pero ni las novas, cometas o conjunciones, aparecen y desaparecen, se mueven y detienen, ni posan sobre un lugar específico; quizá el evangelista trató de describir un astro milagroso, del que es inútil encontrar una explicación científica. De cualquier forma, la estrella de Belén, o cualquier fenómeno astronómico que haya sido, da pistas sobre la fecha del nacimiento de Jesucristo, ya que quien fijó la fecha 1 d.C., como el inicio de la Era cristiana o Común, se equivocó por entre 5 a 8 años, pues Herodes el Grande, murió en 4 a.C., y se supone que Cristo nació los últimos años de su reinado. Por eso es comúnmente aceptado que Jesucristo debió nacer en ¿primavera o verano? de los años 8 a.C. a 5 a.C.Precisamente la fiesta de la Epifanía del Señor (del griego: επιφάνεια, manifestación), celebra la visita y adoración que los Magos de Oriente hicieron a Jesucristo; fiesta que por cierto en la Iglesia ortodoxa se iguala a la Navidad. En México es tradición que durante los días previos al 6 de enero, los niños pidan regalos a los Reyes Magos, através de una cartita dejada en sus zapatos al pie del árbol de Navidad o el nacimiento, recordando la entrega de regalos que hicieron a Cristo en su infancia; además de partir y disfrutar la deliciosa Rosca de Reyes con la familia y amigos.