Revista Cultura y Ocio
A veces uno se queda buscando Queriendo que la poesía testifique un asalto cualquiera, El breve aliento que se fue perdiendo como una mirada encandelillada, Pero uno se harta, no se halla en el lugar de siempre, Ni en las horas, ni en lo vasto que es el mundo Si es, que de alguna forma, hay un mundo para acomodarse uno con sus zozobras.
La luz, a veces, está afuera y, dicen que brilla, y la gente sale a recorrer sus distracciones Recorren un poco de tiempo transitando por colores e irrecuperables y ajenos espejismos. Sólo unos pocos nos quedamos hastiados de revolver lo obvio e ignoramos por decencia Como para que no se diga que ya lo habíamos advertido y así poder calzarnos las espinas -Y ser de nuevo como en otra historia de un segundo el chivo expiatorio que oxigena el mundo-
El tiempo va pasando y uno se va resintiendo y espera a que algo se derrumbe o se abisme O al menos se deshaga en entre las uñas que son las que más persisten por salir de todo.
A veces Llegan esas sombras tan parecidas al entusiasmo que nadie se alerta del engaño Y nos volvemos tan viejos, tan curtidos de mentiras que al final nos las creemos Y la sonrisa nos avasalla, son los impulsos por sentir que se puede salvar algo del naufragio.
A veces uno se queda buscando Metiéndole lana o mimbre a todo lo que se va rompiendo con los afectos Y sin embargo creemos que al rellenar el dolor con basura nos volverán a brillar los ojos. Hay momentos para todo, casi para morir también, pero no nos es posible Y entonces uno se queda limpiando lo invisible como si se tratara de un poco de humo estorbando
Nos hicieron como si nos hubiesen pensado con tristeza y, esto que somos, se parece tanto, Que nada basta para comenzar una amenaza, una queja o ese reclamo sin gesto de respaldo.
Al fin de cuentas no precisamos como ver con resentimiento lo que olvidamos, Hemos soñado con arrepentimiento como quien ya ha perdido y las lágrimas son por fantasías
Unas veces está el amor como un cuerpo abrazándote, como cierta lealtad que bate la cola O que puede perderse en cualquier esquina y dicen que hay que merecerlo de todas formas, Que hay cultivar cosas que no sabemos como se sienten porque sólo atinamos a intentar buscar Y lo mismo pasa cuando el corazón se nos fuga y nos despista y no acertamos a decir perdón
La vida es una cosa para aguantar algo más allá que siempre tiene el nombre de nada Pero aquí está el olor, la fruta, un son vibrando en el mismo fulgor de un sueño y la pereza.
La mancha no se queda a vivir en el regazo de la mera desazón, menos en los días de suicidio. Lo cierto es que el cuerpo espera, sabe de nuestras ansias de pensar, de estar tan solos y sufriendo
Es mentira que uno crece para libertarse de algo sin sentido, Es un sabotaje lo que el universo va perpetrando como si todo se acabara de crear, Este ancho lugar donde te mueres hace mucho que está frío y abandonado, Somos las cosas, las apenas y ulteriores brasas que quedaron en el patio al terminar la fiesta.