Revista Insólito

Desde Guaza de Campos

Publicado el 31 marzo 2024 por Monpalentina @FFroi

En un pueblecito de Tierra de Campos, Guaza, que cuenta con tan solo 57 habitantes, tiene lugar cada año un encuentro de vecinos en las magníficas instalaciones de su Centro Social para degustar un menú especial de alta gastronomía y experimentación, a cargo de Tanis, maestro de fogones que lleva años haciendo disfrutar a los del pueblo con sus espectaculares viandas.

Entre febrero y marzo se suceden diversas celebraciones en las que se llevan a cabo diferentes matanzas del cerdo, o degustaciones de los productos de este animal. Así podemos encontrar este tipo de actos desde poblaciones en el Cerrato, como Baños, Hornillos, y Herrera de Valdecañas, o en Tierra de Campos, como Fuentes de Valdepero, Valdespina, Cascón de la Nava y Villada. Y las ya mencionadas de Fuentes de Nava, Castromocho, Revilla de Campos Y Mazariegos.

Mi viaje a Guaza comenzó el sábado día 17 en Baños de Cerrato, allí presencié el rito de la Matanza del Cerdo. El animal llegó en un remolque, venía sacrificado en el matadero, y los mondongueros lo sacaron del carro y lo llevaron en andas en una escalera. Lo dejaron en el suelo y lo cubrieron de paja para chamuscarle. Una vez chamuscado y raspado el animal, intervino el "matachines" para proceder a estazar al gorrino, sacó sus tripas, lomo, asadura, hígado y pulmones, con animados toques de dulzaina, a cargo del Grupo Municipal de Venta de Baños, dirigido por el gran Juan Cruz Silva. Llegó la hora de tomar el orujo con pastas bañadas del Portillo, chicarrones y a continuación las sopas de ajo, que se agradecían en esa fría mañana de febrero.

En ese momento aproveché para viajar del Cerrato a Tierra de Campos. A Cisneros llegué poco antes de las dos de la tarde, momento en que empezaba el reparto de mondongos, jijas, morcilla y torreznos. Me metí en la carpa donde estaban los fogones, comandados por las cocineras, muchas mujeres encargadas de las diferentes perolas y sartenes, tan solo un hombre a cargo de la plancha. Los del pueblo y forasteros formaron cola, a la espera de coger su plato de cerámica con el nombre de Cisneros y degustar los buenos productos del marrano, manjares del cerdo elaborados en directo. Se habilitaron mesas en la plaza, junto al "chivorro". Pude ver una buena organización y a un burro engalanado para la ocasión.

Terminada mi función me di un paseo por Cisneros, que bien merece una visita para presenciar esta celebración y para recorrer el pueblo. Queda pendiente volver en mayo con mis amigos Froilán de Lózar y José Luis Onecha para visitar Cisneros y maravillarnos con el mejor artesonado de Castilla, con la visita a su iglesia de San Facundo y San Primitivo, incluida en la magna exposición Renacimiento, que incluye a Becerril, Paredes de Nava, Fuentes de Nava y Cisneros.


Tras mi paseo por Cisneros monté en mi coche en dirección a Guaza por la carretera que me lleva a la antigua estación de Cisneros, al encuentro de la ermita de Mazuecos de Valdeginate y su imponente iglesia. Circulé por una carretera que me recordó mis cabalgadas en bicicleta de hace años. Me encuentro con la majestuosa iglesia de Frechilla, que destaca en la llanura terracampina, al igual que el silo de la localidad, adornado con un gigantesco mural que llama la atención del viajero. Al llegar a Frechilla tomo la carretera tercermundista de Frechilla a Guaza, carretera autonómica, y contradicción: la Junta de Castilla y León quiere que la gente se quede en los pueblos, pero mientras tenga estas carreteras que son caminos de cabras, lo dudo.


Tras recorrer esta imposible carretera llegué a Guaza de Campos a la hora prevista, las 14,30. Me recibe su cementerio y poco después varios palomares, en otro tiempo sustento de sus dueños. Allí está la antigua fuente de origen medieval, esa que se saca el agua a manivela. Llaman mi atención los tejados homogéneos de Guaza, todos retejados y en estado de revista con tejas cuyas juntas blanquean. Qué pena que Guaza perdiera su antigua muralla. Recorro sus calles asfaltadas y tomo la que me lleva a su espectacular iglesia neoclásica del siglo XVIII, digna de admirar por fuera y por dentro. La contemplo y me dirijo al Centro Social y saco una foto del del espectacular palacio que tiene en su portada la fecha de 1887.

Al entrar en el bar del Centro Social, viejos conocidos me saludan con satisfacción porque hace años que no me ven por Guaza. Motiva que la gente te recuerde y te tenga en estima después de tanto tiempo. Me adentro en el sotechado del patio convertido en lujoso merendero, saludo a los presentes y paso al amplio y bonito patio, donde se celebran por San Roque las verbenas, karaokes y demás festejos en su original templete. Entro en la cocina, donde se está preparando la alta gastronomía, a cargo de Tanis, un hombre que no es del pueblo, pero que vive en él y cuenta con el aprecio de los lugareños. Tanis es el José Marí Azkar de Guaza, un hombre bonachón, afable que pone todo su saber en hacer en temporada alimentos de alta gastronomía, asistido por un gran equipo entre ellos mi hermano y paisanos venidos de Euskadi, que limpian mejillones, pelan patatas, langostinos, y corvina, mientras cuecen dos perolas y se fríen las almendras. Poco después, en gigantescas sartenes, se fríen las jijas y morcilla, elaboradas por el gran Demetrio el mondonguero de Villada. No hay prisas en ese local, ayudo en lo que puedo y pruebo las jijas, ricas, ricas, con un buen vino de cosecha.


Está todo listo, y sobre las tres se coloca el personal y se dispone a comer. Se reparten los comensales en los dos locales, el bar y el merendero, mientras los niños juegan en el patio y les llaman sus padres para que se sienten en la mesa. Sentados están los vecinos, matrimonios, jóvenes parejas y la escasa juventud de Guaza. En la barra del bar se posan las perolas, los voluntarios comienzan a llenar los platos, sin colas, ni bullicios, se palpa un ambiente sano, saludable, amistoso de los vecinos de este pueblo nacido en plena Tierra de Campos.

Comienza el almuerzo de alta calidad, elaborado por un gran cocinero, se saborea primero el plato de patatas, con condimentos de lujo. Está tan bueno el rancho que los comensales repiten, no hay problema, sobrará material para el almuerzo del domingo. Tras el primer plato, se sirven esas jijas de alta calidad y una morcilla especial. Rico, rico todo.

Tras la comida se sirven las pastas, los mantecados de Portillo, las pastas con almendras, los cafés y un orujillo de fábula, elaborado por un paisano de Becerril, que se encuentra en el local. El orujo, de unos 50 grados, es de alta calidad, limpia el estómago y quita el rastro de jijas y morcillas. Se arremolinan en la barra del bar los voluntarios, y mi hermano comienza su serie interminable de chistes, en el que no pueden faltar su elaborado y escenificado de los albañiles de Monzón, "Lisardo y Evasio", que excavaron a pico y pala un nuevo túnel en Guadarrama, ante la sorpresa del Ministro de Fomento. Continuó el repertorio de Jesús Santamaría con algún chiste de Gila, con el popular "Con e", el de la pela de naranjas, el de las patatas del barco y una interminable serie que provoca risas a destajo en el local, todo el personal escucha y se mea con el ingenio de Jesús, el mecánico.


Buen día pasé en Guaza, me invitan a volver cuando pueda, lo haré por todas las atenciones recibidas, desde su alcalde, Fernando Cano, del cocinero Tanis; de Emilio y su hermano, de Javier y su padre, de los González, padre (Jesús Mari, hijo Javier y esposa) que desde hace años tenemos aprecio mutuo, de mi cuñada, de Mariano y viejos conocidos de este pueblo, en el que encontré amistad sincera y una unión que no vi en otros lugares.

Desde Guaza de Campos

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