Ayer finalizaba en el Castello Sant'Elmo, el festival internacional de cine de Nápoles un certamen especializado en el cine mediterráneo. Uno de los aspectos más interesantes fue la sección Incontri Avvicinati en la que a modo de coloquios personalidades del cine seleccionan una serie de películas que de algún modo les ha marcado y explican sus impresiones. Aprovechando unas cortas vacaciones tuve la oportunidad de asistir al encuentro con Paolo Virzì (Osovodo, Napoleone ed io, La prima cosa bella). America y Italia son sobre todo las dos fuente de inspiración para Virzì. Así, el director de Livorno reconoció la influencia que había tenido la comedia americana Mi vida es mi vida en el rodaje de su último filme La prima cosa bella en la que tras muchos años volvía a su ciudad natal,una película llena de afectividad y en el que la figura femenina desempeña un papel fundamental. Virzí seleccionó dos fragmentos de la alta comedia italiana La Famiglia y Dramma della gelosia que supuso un modo de hacer cine en la que actores y directores creaban un circulo mágico especial. A modo de anécdota explico su participación como asistente de producción en La Famiglia y recordó a Vittorio Gassman como una personalidad maravillosa que le ha ayudado en su carrera.
Con el Ladrón de Bicicletas, otro de los fragmentos seleccionados, los ojos del mundo se volvieron hacia Italia, tras 20 años confinada en el mundo y en la que nacía la corriente neorrealista. Con Non ci resta che piangere Virzi quiere rendir tributo a dos de los más grandes cómicos italianos de la historia reciente: la comicidad amarga de Massimo Troisi y la explosividad de Roberto Begnini.
Para Virzì el cine es un ejercicio de obstinación, casi una locura en la que el director da vueltas y vueltas hasta buscar la perfección. Para finalizar seleccionó dos fragmentos de Fellini Amarcord y 8 1/2 que tienen la gracia infantil de una narración simple pero que se viven como un placer colectivo.
Al dia siguiente era el turno de Paolo Sorrentino (Las consecuencias del amor, Il divo) que celebra en su Nápoles natal el triunfo de su última película rodada en inglés This must be in place. Después de asistir a proyecciones en algunas de las salas que proyectan el film también se pasó por el castillo de Sant Elmo para hablar sobre su pasión por el cine y la música. En una entrevista al diario Il mattino cuenta que para su encuentro con los espectadores había elegido algunas secuencias del cine que más ama como Toro Salvaje, No es país para viejos, Fellini y 8 y 1/2 o La fuerza del cariño, una selección difícil puesto que podía haber elegido entre más de 500.
Se ha de felicitar al festival por la creación de esta sección paralela que permitió a los espectadores napolitanos conocer a fondo a directores como Virzi y Sorrentino, dos nombres propios en la cinematografía italiana contemporánea.