Omar Fonollosa nos habla de sus poemas y de los planes de promoción postcoronavirus
¿Qué tipo de poesía encontramos en su poemario?
Bueno, aunque pueda resultar pretencioso por mi parte hablar de mi propio libro, yo creo que se trata de una poesía fresca, cotidiana, trato de explicar y de poetizar situaciones y experiencias que a todos y a todas nos ha tocado vivir o nos tocará vivir. Son poemas que hablan de desamor y de amor, también hay alguno de dedicado a personas especiales en mi vida, y uno que habla sobre la memoria histórica.
Para que los lectores lo sepan, ¿cómo definiría su estilo literario?
Mi estilo literario es muy muy libre, aunque utilizo los sonetos como entretenimiento literario, donde más cómodo me siento en en el verso libre. Pretendo renovar constantemente los recursos literarios, no me gusta usar las metáforas clásicas de la poesía, renuevo, reinvento.
Todos los escritores suelen tener referentes claros. ¿Nos puede hablar de los suyos?
Mi principal referente, mi modelo, mi matriz es Joaquín Sabina, no hay ni habrá nadie como él, maravilloso; sus amigos Benjamín Prado y Luis García Montero así como la novelista Almudena Grandes y el gran amigo de esta pandilla, Ángel González. También me fascina Cortázar y Benedetti, Pizarnick, Begoña Abad… Walt Withman y Emily Dickinson son espléndidos. La canción tiene mucha importancia para mí, el ínclito Javier Krahe y la única Rozalén también son de vital relevancia.
Llama la atención su juventud, 19 años. ¿Quién despertó su interés por la escritura en general y la poesía en particular?
Mi padre fue la primera persona que me descubrió las canciones de Sabina cuando yo tenía diez años, desde entonces empecé a escribir sonetos a modo de entretenimiento y para intentar asemejarme a él. Un par de años más tarde me lancé al verso sin libre sin abandonar, en ningún momento su gran influencia. En mi casa siempre se ha leído y siempre he encontrado en los libros un refugio del a veces hostil mundo.
Su paso por la educación obligatoria debe seguir en sus recuerdos recientes. ¿Qué opina de las lecturas obligatorias? ¿Son las adecuadas para fomentar la pasión por la lectura?
Borges decía «el verbo leer no tiene imperativo», a mí personalmente me parece atroz que se nos obligue a leer porque es entonces cuando menos ganas de leer tenemos. También es cierto, en contrapartida, que a quienes nos gusta la lectura y quienes amamos la literatura, muchas de las lecturas obligatorias durante la secundaria ofrecen la posibilidad de conocer y de interesarse por esos autores y autoras. Quien no toca nunca un libro termina recurriendo a resúmenes baratos de internet, pero qué se le va a hacer, no todo el mundo tiene la fortuna de saber apreciar la literatura.
Los lectores ya han tenido la oportunidad de conocer su obra, lleva un tiempo en el mercado. ¿Le han llegado los primeros comentarios? ¿Son del tipo que esperaba?
La verdad es que estoy absolutamente abrumado por la cantidad de mensajes y de buenos comentarios que está recibiendo mi poemario. Lo han reseñado en Heraldo de Aragón y grandes escritoras como Irene Vallejo o Patricia Esteban Erlés han dicho maravillas sobre mis letras, así que estoy verdaderamente contento, completamente feliz.
De todos los géneros literarios, la poesía es le que menos repercusión tiene en la gran masa de lectores. ¿Por qué cree que hay esta desconexión entre la poesía y la masa lectora?
Lamentablemente, la inmensa mayoría de las personas creen que la poesía son esas palabras aburridas que no llegan al renglón de los libros, como decía Cohen, pero está muy equivocada.
Bécquer ya dijo en el siglo XIX que todo el mundo se emociona pero no todo el mundo tiene la capacidad de transformar esa emoción en un texto literario, en poesía.
La poesía cuenta lo que sabíamos de nosotros mismos y parecía olvidado. Es cierto que no está en los escaparates de las librerías pero sí que se encuentra en los corazones de los lectores y lectoras que aprecian la emoción. Cada vez son más las personas que se suman a leer poesía, a sentir poesía.
Desde la más estricta soledad fue presentado en sociedad en La Casa del libro de Zaragoza, ¿cómo recuerda aquella experiencia?
Con mucha alegría y con mucha nostalgia. Fue un momento maravilloso, me acompañó mi amiga y escritora Ana Alcolea, que fue la responsable de hacerme preguntas y de analizar con mimo y cuidado mis versos. Fue muy emocionante y es muy emocionante recordar la Casa del Libro de Zaragoza llena, compartiendo mesa con mi admirada Ana. No pude tener mejor madrina.
Una vez podamos salir de nuestras casas y volver a las rutinas, ¿tiene previstas nuevas presentaciones del poemario?
Tengo previstas nuevas presentaciones y nuevos recitales. A consecuencia de la pandemia me he visto obligado, como todos, a cancelar mis actos previstos para estos meses pero estoy trabajando para buscar nuevas fechas. Todo dependerá de la evolución de la pandemia pero en cuanto todo esto termine y la, muchas veces infravalorada, rutina vuelva, yo haré todos los actos, todos los proyectos y colaboraciones que tengo pensado hacer. Mientras tanto hago recitales virtuales en redes sociales. Para que los lectores y lectores estén al tanto de todos estos proyectos, pueden buscarme en redes sociales.
Para acabar, ¿cómo podrían adquirir los lectores su poemario?
En todas las librerías de España, así como Casa del Libro y Fnac. Mucha gente de
Latinoamérica me ha escrito para preguntarme dónde pueden conseguir mi libro, ellos podrán conseguirlo pidiéndolo previamente en sus librerías habituales.