Revista Insólito

Desde Peñalabra

Publicado el 23 junio 2023 por Monpalentina @FFroi

Nunca le había puesto cara a la montaña desde la cima de Peñalabra. Lo he visto desde casa cada día y un poco más cerca desde Piedrasluengas, pero quería tocar su cima. Era una vieja promesa que se cumplió en mayo de este año, en compañía de José Luis Estalayo, el mexicano oriundo de Tremaya que desde enero no ha dejado ni un día de caminar por pistas y veredas, llenando su equipaje y las redes sociales de instantáneas hermosas.

Desde Peñalabra

El día señalado, tomamos el atajo en San Juan de Redondo, una pista recién acondicionada por el pueblo, que nos va llevando a lo que en el Libro de la Montería se denomina Peña Luenga, peña que marca el límite entre Palencia y Cantabria. A medida que nos acercamos a la cumbre, se van silueteando todos los rincones que conforman este valle, todas las alturas que conforman esta montaña. En este rincón apartado, como de cuento, viven en torno a cien personas repartidas en tres pequeños pueblos. Tremaya, al lado de la peña que toma su nombre, San Juan y Santa María. Es posible que el topónimo del valle provenga de los antiguos cotos redondos, áreas que fueron deforestadas con fines agrícolas por los colonos enviados para repoblar estas tierras durante los primeros periodos de la Edad Media. Si le damos al zum, al fondo de la Peña Tremaya se alza la Peña Redonda; abajo, a la izquierda, el Ribero Pintado; en medio de esa misma toma, a la derecha, las Peñas del Moro y, al final, en esa misma línea que trazamos por debajo de Tres Mares en torno al último pueblo, la Peña del Sol, perteneciente ya a Celada de Roblecedo. No muy lejos de donde nos encontramos, se alza la peña Abismo y detrás, a la derecha, el Curavacas.

Desde Peñalabra

Si la visión es inmensa desde estos 2018 metros de la cumbre -otros escriben 2029 metros, al socayo de esta crestería, en medio de dos comunidades, pienso en la frase de Miguel Angel, uno de los más grandes artistas de la historia, que recita de memoria Estalayo mientras grabo el paisaje: "Dime, oh, Dios, si mis ojos, realmente, la fiel verdad de la belleza miran; o si es que la belleza está en mi mente, y mis ojos la ven doquier que giran. "

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