Al principio se me hizo un infierno, lo admito. Por lo que había oído sobre él y por la sinopsis me parecía algo nuevo y diferente, pero el principio se me hacía igual que todas las novelas eróticas que rebosan en el mercado literario: una pánfila superficial que se enamora perdidamente del tío duro, arrogante y sexy (alias crápula) con algún que otro problemilla emocional que lo vuelve más humano.
Y la verdad, es bastante así, para qué nos vamos a engañar. Nunca una protagonista de novela erótica se me había hecho tan soberanamente pánfila como Olivia. Es lo bastante pánfila como para haberme tenido soltando “venga ya, por dios” durante casi medio libro. Ya no hablemos de la acusadísima superficialidad que sufre durante, en fin, toda la novela.Pero bien es cierto que si logras superar todo ese panfilismo, esa superficialidad tan soberanamente acusada del principio, y el machacado clásico de la actual novela erótica, te encuentras con que acaba molando y todo. La subida que pega conforme conoces detalles del protagonista masculino, Miller, es vertiginosa, y te deja con unas ansias de más que es increíble.No diré que sea una obra maestra ni de lejos. Sucedáneo de erótica, y punto, pero bastante bueno para ser un sucedáneo, incluso con ese principio desastroso.3. Para pasar el rato