Amy Lind – Mark of a mother
Qué es desear?
Cuánto es mucho?
Dónde queda el infinito?
Si es sobre desear el tema, descubrí esa palabra en alguno de los libros amarillentos de la biblioteca. Es imposible que no hubiese estado ni una sola vez presente en alguno de ellos.
Los escritores, desde el más pequeño hasta el más iluminado nacen con deseo. Deseo por succionar y luego escupir. Algo así como un toma y da que genera historias que nacieron de un deseo
Tal vez fuera eso, simple y llano. En mi nacimiento sólo hubo expulsión, una obra del deber por fin acabada. Y ante el primer instinto por succionar y desear, otra vez el deber y el poder, como una barra de acero que indica que de crecer hay que hacerlo derecho.
El deseo es un estorbo, o eso al menos decía el eslogan en la etiqueta de la barra de acero.
Aprendí a patearlo pa’ delante, y menos mal que mi deseo era redondo, para así poder seguir pateándolo hasta el infinito. Sería mucho?
Cuánto es mucho o demasiado? Mucho deseo o mucha distancia?
Hubo un día, por allá atrás, con una hora en particular. Fue cuando perdí de vista la pelota., que un poco abollada de tantas patadas se disfrazaba de capricho disparatado, cosa totalmente inaceptable siendo de derecha con objetivos mediatos de la mediocridad.
Pero la hora pasó, también el día y las estaciones.
Y aunque sigo pateando deseos, al menos ya sé dónde queda el infinito
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