En plena crisis económica, Kiko (Eric Francés) y Marcelo (Adrià Collado) creen encontrar la solución a sus problemas económicos realquilando una habitación de su casa en Ibiza… Como el piso en el que viven sólo tiene dos, adaptan el armario empotrado de la vivienda como si de un pequeño cuarto se tratara. Tras una serie de visitas fallidas aparece Soto (Fernando Tejero), un extraño personaje que no sólo acepta vivir en el pequeño “dormitorio” sino que además les ofrece la solución definitiva a sus todas sus penurias.
Desechos es, ante todo, una comedia sobre la convivencia y la supervivencia. Nuestros tres protagonistas comparten un pequeño apartamento. Son totalmente diferentes entre ellos, pero la razón por la que viven los tres juntos es la misma, el dinero. Ya sea para ganar algo o para no gastar demasiado, lo cierto es que durante el desarrollo de la historia, este único vínculo entre ellos será el que les lleve a preparar algo que terminará uniéndolos más que nunca.
Pero Desechos no es la historia de un atraco. En ningún momento conocemos el plan; ese plan perfecto que se supone, va a sacar a los personajes de la situación en la que se encuentran. Películas como "El Golpe" (1973) de George Roy Hill o "House of Games" (1987) de David Mamet, tampoco enseñan las cartas al espectador sobre cómo va a ser ese plan, y juegan con la sorpresa final al descubrir algo que los personajes ya saben desde el principio. La diferencia es que en Desechos, aunque estén planeando un robo, nuestros personajes no son delincuentes: son gente normal, como nosotros mismos, o alguien que conozcamos... bueno, quizás no tanto: Un tipo al que acaban de despedir de la tienda de discos sobretrabajaba; un guionista de anuncios de teletienda y un actor reconvertido en modelo de revistas gay y que vive en un armario empotrado.
¿Quiere decir con esto que son unos perdedores?
Es posible, pero al tratarse de una comedia, hemos optado por personajes más cercanos a la vida real que al glamour y lo vistoso. Es decir, que Desechos se acerca más a "El Quinteto de la Muerte" (1955) de Alexander MacKendrick, o el gran clásico italiano "Rufufú" (1958) de Mario Monicelli, que se convirtió en la piedra angular de cómo debe ser una película sobre un gran golpe perpetrado por delincuentes de poca monta; que a robos a gran escala como "Ocean's Eleven" (2001) de Steven Soderbergh, o su antecesora "La Cuadrilla de los Once" (1960) de Lewis Milestone, films donde prima más lo guapos y listos que son los protagonistas y lo virguero que es el atraco.
Y no conocemos el plan porque lo que nos interesa son esos personajes. Desechos trata sobre todo eso que se elude en otras películas; cómo viven los protagonistas, la preparación y espera de un acto que puede canviarles la vida tanto para bien como para peor.
Desechos se mueve entre la sitcom lena de situaciones casi absurdas y conversaciones al borde del esperpento, pero siempre en un marco de contidianeidad con lo que el espectador puede encontrarse mil veces identificado (el exponente más próximo es la serie de culto "Senfield"); y el realismo casi documental de los films de Fernando León de Aronoa, o de Ken Loach.
Y es que Desechos es algo muy real. Como real es la falta de trabajo, el alquiler, los dentistas, la televisión, los caracoles, los armarios empotrados, los anuncios de prostitutas, las predicciones meteorológicas...
Fuente: http://desechoslapelicula.com/