En
ocasiones, a pesar del esfuerzo y tiempo dedicado para entrenar a nuestro
perro, con el paso del tiempo, nos dedicamos a tirar piedras contra nuestro
propio tejado, deshaciendo o torpedeando lo que habíamos conseguido.
¿Cómo es
posible que desentrenemos a nuestro perro o que no le entrenemos adecuadamente para
hacer aquello que queremos enseñarle?
Fácil:
cambiando las reglas; enseñándole algo distinto a lo que realmente queríamos enseñarle; o no enseñándole lo que realmente queremos que haga. Vamos por
partes:
Cambiando
las reglas
Por ejemplo:
enseñamos a nuestro perro a no pedir comida cuando estamos a la mesa….y con el
tiempo, bien porque sale de nosotros, bien por un momento de debilidad, bien
porque él nos prueba…le acabamos dando algo. Acabamos de enseñarle que lo que
aprendió en su día ya no vale. Ahora sí se puede pedir ¡y conseguir! comida.
Enseñándole
algo distinto a lo que realmente queríamos enseñarle
Por ejemplo:
nuestro cachorro ha tenido un accidente y ha hecho sus cosas en casa. Nosotros
le recriminamos su actitud porque queremos enseñarle que en casa no puede hacer
sus necesidades. El cachorro lo que entiende es que no nos gustan sus cosas, en
vez de que el sitio no es el correcto, y en el futuro o lo hace –en casa,
claro-, a escondidas, o se come sus propias heces para que no las veamos.
No
enseñándole lo que realmente queremos que haga
Por ejemplo:
el perro tira de la correa y nosotros…¡le seguimos!. La conclusión es fácil
para el perro: si quiero ir allí, tiro de la correa y me acaban siguiendo. En
vez de enseñarle lo que queremos que haga (que nos siga, o ir hacia otro lado),
en realidad no le enseñamos nada y nos plegamos a lo que marca el perro, que
acaba siendo lo contrario a lo que queremos…y sin darnos cuenta.