Revista Sociedad

Deseos de año nuevo

Publicado el 04 enero 2022 por Salva Colecha @salcofa

   Todos los años por estas fechas nos llenamos de buenos propósitos. Son los días “MrWonderful”, los  de las agendas con mensajes maravillosos. Esos días de los buenos propósitos, esos de las buenas intenciones que justo esta semana empezarán a ser aplazadas. Que si da pereza empezar eso de una vida menos sedentaria;  que si  ya empezaré con el régimen después de Reyes… Vamos lo de siempre. Son los días en los que andamos confundidos y no sabemos si apuntar 2021 o 2022 (no te preocupes, nos pasa a todos). Son días en los que todavía andamos hinchados de insulina navideña. Nos hemos felicitado a distancia el año nuevo y seguro que te has dado cuenta de que no hay mucha gente que augure que la pandemia acabará. Creo que el  mecanismo adaptativo que nos ha llevado hacia donde estamos en la evolución está empezando a ponerse en marcha, a ratos pienso que nos vamos acostumbrando. Si, también a esto. Igual el lapsus en las campanadas de Ramón García y su regreso a 2020 no es más que una prueba de que nuestro cerebro intenta olvidar los malos ratos para seguir adelante, ¡yo que se!

Lo que sí que he notado es que parece que hayamos entendido el significado de un gesto que repetíamos mecánicamente. Parece que estas fiestas hayamos comprendido a qué nos referíamos cuando chocábamos nuestras copas y decíamos aquello de “salud” – aunque hagan “crock crock” en lugar de “chin-chin”- . Desde siempre hemos brindado y nos hemos deseado “salud” y puede que no calculásemos la magnitud del deseo. ¿Verdad que estas navidades eso tenía otro sentido?.  Deseo que mucha gente te haya mirado a los ojos -aunque sea a distancia- y te haya deseado eso, salud. Si es así, felicidades. Si no lo es quiero que sepas que, por lo menos puedes contar con mis buenos deseos sinceros para ti y los tuyos en este año que empieza, nuevecito, a estrenar.

Salió el Sol el día 1 y no pasó nada prodigioso. Salió por el Este, se puso por el Oeste y todo eso, sin que cambiasen demasiadas cosas. La bola de fuego continuó iluminando un mundo bocarriba en el que el ruido parece inundarlo todo y en el que vamos navegando como una cáscara de nuez en mitad de una tormenta alentada por agoreros que no hacen más que alimentar terrores bíblicos, que magnifican los hechos para hacer bueno aquello de que sólo venden las malas noticias o que confunden por el simple placer de  liar la madeja. Igual ha llegado el momento de atreverse a poner en la báscula los “pros y los contra” en todo esto que estamos viviendo.  Seamos prudentes pero no nos dejemos llevar por un pánico que nos ha vuelto vulnerables y manejables, presas del miedo. Te aseguro que si nuestros antepasados no hubiesen vencido el miedo seguiríamos viviendo en los árboles saltando de rama en rama.

Ojalá este año que empieza seamos capaz de descubrir el valor incalculable de la vida que, a pesar de todo, merece ser vivida plenamente. Sin caer en el monotema que no hace más que retroalimentar el pesimismo, nos vuelve grises y nos va sumiendo en un extraño sentimiento de vacío. Espero de verdad que seamos capaces de descubrir que hay algo más allá del maldito bicho, que hay vida más allá de las noticias desesperantes y que debemos dejar hacer a la ciencia confiando en ella, pero también debemos trabajar en nosotros mismos para que cuando llegue la solución no nos pille tan bajos de moral que no la veamos. Igual mi deseo sería que levantásemos esa cabeza antes de que sea tarde, tienes 365 días por delante para caminar y hacer realidad algo que sin duda mereces y que te deseo de todo corazón, que tus pies te lleven este año por el camino que conduce a ser quien realmente eres.

Mi más sincero abrazo, Feliz año nuevo.


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