Entre gritos de angustia y chillidos de dolor nací. El miedo fue mi inseparable compañero de infancia y la tristeza un pesado macuto del que nunca me pude librar. Mi nombre es desesperación.
Soy esa desagradable presencia que acompaña a la madre que llora de manera desgarradora por no tener nada que llevarles a la boca de sus hijos, también estoy presente siempre que un hombre busca consuelo en el culo de una botella mientras el oscuro manto de la inconsciencia cubre con su negrura su triste realidad y también tengo el triste honor de ser el último acompañante de aquellos que deciden poner fin a sus atormentadas vidas.
Y cuantas veces he sido testigo de cómo, por increíble que pueda parecer, mi aparición puede llevar alegría entre una serie de individuos que ven con complacencia mi llegada. Para ciertas alimañas faltas de escrúpulos; que engordan sus fortunas o las de sus amos con el dolor, la angustia y el miedo de los desheredados; mi aparición es una excelente oportunidad para desvalijar a los muertos de espíritu y repartirse los despojos restantes de lo que en otros tiempos fueron sus vidas e ilusiones, las vidas e ilusiones de muchas personas, personas como tú…
MSNoferini
La vondad y la solidaridad no son valores que se deban sacar a pasear sólo en navidades. Pensemos en los demás todos y cada uno de los días de nuestra vida, porque un mundo mejor es posible si aprendemos a entregarnos a los demás, dejamos de pensar sólo en nosotros mismos, asimilamos cuales deberían ser las prioridades en la vida y el verdadero valor de los bienes materiales. Aprendamos a abrir los ojos a los problemas de quienes la desperación podría arruinar sus vidas.