Cada año fallecen en España unas 40.000 personas por muerte súbita. Una cifra que podría disminuirse si contásemos con personal entrenado médicamente en RCP y con desfibriladores automáticos (DEA) o semiautomáticos. Cada minuto de retraso en realizar maniobras de resucitación reduce significativamente las posibilidades de supervivencia del paciente.
La muerte súbita ocurre debido a un problema cardiaco y es inesperada en el tiempo y en su forma de presentación. Puede suceder tanto en pacientes con patología cardiaca de base como en pacientes sin diagnóstico previo. Al año, se producen en España más fallecimientos por muerte súbita que por accidentes de tráfico. En la mayoría de los casos, tener una patología coronaria es la causante de un episodio de muerte súbita. Pero en un 20% de los casos, la muerte súbita se produce en pacientes jóvenes y sanos, e incluso deportistas.
En nuestra familia, nos tocó vivir un episodio de cerca. Hace casi 3 años ya que falleció Jose, adulto joven, sano, sin antecedentes médicos de interés, deportista. En mitad de una carrera se sintió mal, perdió el conocimiento y entró en fibrilación. Hasta que llegó la ambulancia, intentaron reanimarle sin éxito, practicando maniobras de Resucitación Cardiopulmonar. Su hubiesen estado cerca de un desfibrilador portátil, quizás habrían podido salvar su vida. Pero no había ninguno. Y cuando llegó la ambulancia ya era demasiado tarde.
Hace 4 años, el Parlamento Europeo estableció la muerte súbita como un problema prioritario de salud pública. Es necesario establecer unos hábitos de vida saludables, controlando los factores de riesgo cardiovascular, como los niveles de colesterol, la tensión arterial, el tabaquismo, la obesidad, la diabetes, el sedentarismo o la mala alimentación, entre otros. Pero también es importante aumentar el número de desfibriladores disponibles. En España, sin embargo, estamos muy por detrás de otros países en cuanto a número de desfibriladores con acceso público se refiere, 10.000 frente a los 100.000 de Francia. Si al lado de cada extintor hubiese un desfibrilador, podrían salvarse 4.500 vidas al año.
Para evitar más muertes como esta, o para intentar al menos, disminuir su incidencia, ahora mismo hay dos campañas en marcha para la instalación de desfibriladores portátiles en distintos puntos de España.
Por una parte, la campaña Latidos que Suman de los laboratorios Esteve, en colaboración con la Asociación España Salud, pretende instalar 20 desfibriladores en toda España. Para ello, necesitan conseguir 70.000 km donados por personas como tú y como yo. La mecánica es muy sencilla y los kilómetros los podemos donar todos nosotros. Es tan sencillo como tener instalado en nuestro móvil una aplicación deportiva, como Google Fit, Mapmy, Fitbit o alguna otra. No hace falta que seamos grandes deportistas, aunque si la usamos para correr, hacer ciclismo o alguna otra actividad deportiva, los kilómetros acumulados serán mayores. Pero, aunque sólo sea para salir a la calle, andar, trabajar, ir a la compra…todos esos metros que hacemos a diario cuentan. Sólo hay que registrarse en la web, seguir unos sencillos pasos y donar los metros que hayamos recorrido con nuestra aplicación del móvil.
Por otro lado, desde laSexta y Atresmedia, están recogiendo firmas para que las Comunidades Autónomas incluyan la obligación de instalar desfibriladores en espacios públicos, además de despenalizar su uso por personal no sanitario. Usar un desfibrilador automático debería estar autorizado para cualquiera, todos podemos salvar vidas. Estos aparatos tienen indicaciones claras y concretas sobre su uso, basadas en una cadena de supervivencia internacional.
Así que ya sabes. En tus manos está ayudar a salvar vidas. Es tan sencillo como firmar una petición y como donar los metros que recorras al día. Un desfibrilador puede salvar muchas vidas. Y tú, ¿colaboras?