Llegadas en dos cápsulas, las modelos de Leyre Valiente han mudado la piel en un viaje antropomórfico. Del feto –donde todos somos puros al nacer– hasta las mil y una posibilidades que experimenta el cuerpo humano, con sus posibles mutaciones y sus virajes del alma. Con esta compleja premisa daba comienzo la colección de primavera/verano 2013 de Leyre Valiente. Gasas y rasos en una serie de salidas a pasarela turbadoras y oscuras.
Pliegues, tejidos de amplia caída, y toda la delicadeza de los tonos empolvados en los diseños que han abierto el desfile. La carga en los patrones avanzaba al ritmo del desfile, más complejos cuantas más salidas. Pecheras cosidas a las faldas, de las que salía una envoltura de gasa a modo de manga farol. Tela recortada y superpuesta sobre tejidos semitransparentes. Una suerte de aletas y de branquias, de la imaginería de las profundidades marinas. Mención para el abrigo masculino en forma de larva. Nude, negro, ocre, y el verde menta como broche final para un desfile que ha impactado con la puesta en escena.
Vicente Benavent, Vogue