Deshecho

Deshecho

Vivo en una casa de locos. Suena a frase hecha. La frase está hecha, mis pensamientos, deshechos. Eso dice. Eso dicen. Todos, lo dicen todos. Lo dice, sin palabras, el gordo que se pasea pasillo arriba, pasillo abajo y aparta la mirada cuando me encuentro con él y se frota los brazos y los cruza sobre el cuerpo para darse calor. Lo dice mi novia, mientras me ordena los libros sobre la mesa de noche y deja que las lágrimas se le escapen antes de que termine la visita. Eso me dice. Me lo dice mi propia voz, que a veces chilla tanto que me atruena y otras veces ni yo mismo la oigo. Mis pensamientos están deshechos, como mi corazón, como la piel que se me desmenuza al contacto con el aire y la luz, como los huesos, que se me rompen y recomponen en un juego de magia que no comprendo, como los recuerdos que se mezclan sin orden y me confunden. Vivo en una casa de locos, encerrado entre paredes blandas e informes, donde nadie repara en mí a pesar de que mi nombre resuena en sus bocas amargas, adonde siempre regreso por más que me quiera marchar. Vivo en un mundo de locos, aislado, informe, confundido, invisible, inaudible, impensable. Muerto. Texto: Ana Joyanes Música: Mad House Anthrax Spreading the disease. 1985