Revista Salud y Bienestar
Esta vez os pongo el vídeo antes de la entrada porque su texto y su "edad" reflejan fielmente la impresión que en los últimos tiempos tengo sobre la actitud respecto a la propia profesión y a su gobierno que tenemos las enfermeras.
Desidia y por eso ni nos presentamos en las juntas generales, desidia y por eso no reclamamos transparencia, desidia así nos va.
Hace más de 30 años que un grupo fieles legionarios tomó el control de la institución colegial y envueltos en la negra capa de una legislación confusa que no se sabe si sube hacia lo público o baja hacia lo privado hace de esa capa su sayo y de la profesión lo que quiere pese a sus reiterados fracasos y despropósitos... más tiempo que la canción de marras.
Cada uno nos acomodamos a la situación como buenamente podemos usando como anestésico la empatía con los pacientes y los resultados que nuestras actuaciones profesionales consiguen en ellos pese a todas las dificultades.
Posiblemente para abordar con éxito el problema se deba hacer lo mismo que en el caso de la equiparación del título de diplomado al de grado; aprovechar el rebufo de otras profesiones que pelan por una reforma legislativa que o bien acabe con la obligatoriedad de la colegiación o bien ponga a los colegios profesionales bajo la tutula COMPLETA de la administración tanto en su régimen interno de escala jerárquica como en sus obligaciones respecto a la transparencia y buen gobierno.
Dicha campaña es factible pues sus objetivos están fuera del círculo de silencio que la figura máxima traza a su alrededor; se hallan en el parlamento y en el ministerio de competitividad.
Para ello hará falta dejar de lado la desidia y dejar atrás la zona de confort y mojarse pidiendo a los actores que atiendan los argumentos que los últimos 30 años muestran que la actual legislación permite un faraonato sustentado en triquiñuelas como convocar elecciones ficticias, hacer censos itinerantes de sumisos, cuentas opacas e inversiones ridículas y sin explicación.