Revista Opinión
No sé si al final van a conseguir formar un nuevo Gobierno para esta XI Legislatura que acabamos de estrenar, no lo sé.Pero, perdonadme mi atrevimiento para que escriba lo que sigue.
Desde el día siguiente al 20 de diciembre de 2015, tuve una primera sensación, o, mejor dicho, intuición, que algo había cambiado en el panorama político de España.
Pero, poco a poco, me he dado cuenta, sobre todo durante estos últimos días, entre ronda y ronda, que después de todos estos años transcurridos de esta democracia, basada en algo que yo llamo TNT (Transición No Transitada), me he desinflado como cuando se pincha un globo después de haber costado muchísimo inflar, y que te deja casi sin resuello.
Llevo bastante tiempo pensando que era necesario cambiar algunas cosas, por supuesto para luego estar muy orgulloso de mi país, cosas que, en mi opinión, son necesarias.
De lo primero que me percaté es que había crear una Nueva Ley Electoral, acorde con nuestros tiempos. Señorías, ya va siendo hora de ponerse a trabajar muy en serio en este importantísimo tema.
Se les sigue llenando la boca a los políticos de que hay que regenerar la política, que hay que hacerla más transparente para los ciudadanos. La verdad es que han dicho y vuelto a decir que lo van a poner en práctica, pero no han sido más que intenciones, no han hecho nada de nada.
La corrupción se empezó a instalar desde los inicios de nuestra democracia, y está tan generalizada que ha llegado a unas cotas difíciles de superar.
Creo que ha sido un gran error por todas las formaciones actuales, que en cuanto empezaron a negociar 'sillones' pusieron líneas como si estuvieran marcando terrenos o espacios. Esas líneas de todos los colores que se quieran, rojas, verdes, azules, amarillas, moradas, da lo mismo, ha sido un error.
Los ciudadanos que les hemos concedido el honor de concederles una acta de diputado, tendrían que darse cuenta que sus luchas internas, sus soberbias, sus dogmas, no es lo que queremos, lo que seguramente queremos es que, en primer lugar, piensen en la labor que tienen que hacer que, no es otra que estar al servicio del pueblo que los ha elegido.
Tienen que sentarse en una mesa, sin líneas de separación y obtener puntos de encuentros para poder hacer políticas que lleven, entre otros muchos objetivos, a borrar las grandes brechas que han desembocado en una enorme desigualdad social.