Desinvestidura ii.

Pedro Sánchez ha alcanzado lo que evidentemente era su principal objetivo: celebrar nuevas elecciones, y ha demostrado que si Aznar, Zapatero y Rajoy fueron desastrosos él puede ser la debacle.

Cuando el martes 17 anunció la convocatoria de elecciones Pedro Sánchez demostró que no tiene ni idea de que es la vergüenza y la honestidad porque inició su discurso afirmando que a pesar de que ha hecho lo posible y lo imposible por evitarlo no le queda más remedio que convocar de nuevo a las urnas, cuando la realidad es que desde pocos días después de las elecciones de abril estaba más que claro que quería nuevas elecciones. También demostró su indecencia junto a la vicepresidenta Carmen Calvo dando la culpa a los demás del fracaso de la investidura a los que acusan nada menos que de bloquear la formación del gobierno, postura especialmente grave en relación con Podemos que ha hecho un montón de propuestas para adaptarse a lo que pedía el PSOE.

Si, como parece ser, la razón de la nueva convocatoria de elecciones es que las encuestas predicen una sustancial mejora de la victoria del PSOE en las elecciones, entonces Sánchez además de deshonesto es profundamente estúpido porque hoy día es difícil encontrar algo menos fiable que las encuestas políticas.

Para completar su demostración de indecencia y estupidez en la sesión de control del Parlamento en contestación a una pregunta de Rufián le dijo que siempre le había extrañado que siendo ERC un partido de izquierdas quieran la independencia de un   territorio rico porque paga mucho por los territorios más pobres de España  Esta inmensa demagogia demuestra una vez más que si en Madrid no hay ni un político dispuesto a hacer algo para solucionar el problema catalán es porque limitan el problema a su faceta económica, y si añadimos que muchos de ellos han conseguido miles de votos de la catalanofobia que no quieren perder tenemos conflicto hasta la independencia o la eternidad.

Si añadimos que unas nuevas elecciones cuestan como mínimo 140 millones de Euros la barbaridad de Pedro Sánchez ya es galáctica. Un país que ha efectuado tremendos recortes en los servicios a la ciudadanía y que hace tiempo que su deuda pública sobrepaso en mucho el valor del P.I.B. anual, lo que indica que no la podremos pagar en la vida y en cuanto suban los intereses nuestra economía entrará en la UVI y por capricho de un presidente tiramos 140 millones por la ventana.

Por supuesto ante la presión de Albert Rivera amenazó con el 155 en cuanto el independentismo catalán mueva un dedo, un 155 que tiene un grave defecto porque el que aplicó Rajoy, y el que aplicarían Rivera y Sánchez, no se parece nada al texto del articulo 155 de la Constitución, que solo establece supervisión de la CCAA afectada pero no menciona ni de manera directa ni indirecta la intervención de la CCAA a lo bestia como hizo Rajoy, pero claro, tratándose de Catalunya todo vale.

El tema Catalunya es la obsesión enfermiza de Albert Rivera hasta el extremo que creo que alguien debería hacer un dibujo de Rivera representado como el Cid Campeador del siglo XXI que hace el ridículo cada día en su gran lucha por defender España y la esencia de lo español.

Cuando ya había terminado esta nota me entero que la Audiencia Nacional ha rechazado investigar la relación del CNI con el imán de Ripoll Es-Satty, lo que en mi opinión demuestra sin duda alguna la implicación directa del CNI en los atentados del 17 agosto 2017.

Los catalanes tenemos la alternativa de la independencia, pero en el resto de España deberían ser muchos, muchísimos más los que se oponen al régimen postfranquista del 78 que ha hecho de España el país con mayor corrupción política, económica y judicial de Europa y uno de los más corruptos del mundo, hasta el extremo que la Turquía de Erdogán lo utiliza como justificación de sus propias barbaridades.