La oligarquía rusa y sus métodos, poco elegantes por decirlo de manera suave, de influir en las democracias europeas. Aliados con todos aquellos que odian el sistema de garantizar la pluralidad que tenemos en occidente. Toda la morralla que detenta, en sentido literal, escaños en el Parlamento europeo. Es bueno recordarle al niñato de Tsipras, de viaje por Moscú, que si él fuera ciudadano ruso nunca hubiera llegado al poder. Allí a los disidentes los tratan de otra manera. Y si las pugnas que tiene con Turquía o Macedonia las tuviera con la Rusia putinista, también la solución hubiera sido diferente. Desleal en griego se debe decir Tsipras.
Y si cree que de verdad que la Troika es el coco, que se ponga en manos de los oligarcas. Va a saber lo que es bueno...