De un tiempo para esta parte me he cansado un poco del sonido negro “revivalístico” pues para escuchar cosas que suenen a clásico prefiero directamente ponerme los disquitos de los grandes del género y me he decantado directamente por artistas innovadores, rupturistas o avanzados dentro de este mundo porque otra cosa no, pero haberlos haylos. Y es que aunque personalmente mantenga como opinión que la Música Negra de un tiempo para esta parte se ha visto subyugada a los intereses de las grandes compañías discográficas y que se encuentra un pelín a la deriva, todavía siguen apareciendo artistas, compositores y cantantes realmente interesantes. En los 80 fue Prince el que irrumpió como uno de los grandes genios de la MÚSICA (en mayúsculas), en los 90 apareció D´Angelo y se hizo con el título de abanderado del Neo-Soul, en los 2000 Common, Erykah Badu y The Roots encontraron la fórmula perfecta para aunar el Hip-Hop clásico y la música orgánica e instrumental, a mediados Kanye West acaparó todas las portadas por su arrojo y valentía musical y ya solapándose en estos últimos años nos encontramos con Frank Ocean y su rompedor álbum de 2012 titulado ‘Channel Orange’.
Este trabajo de Ocean (el segundo si contamos la autopublicada mixtape ‘Nostalgia,Utra’) debe su título a la sinestesia, que no es otra cosa que una peculiar experiencia sensorial por la cual, según nos explica el neurólogo Oliver Sacks en su interesante y desde aquí recomendadísimo libro ‘Musicofilia’, una persona es capaz de percibir que cada día de la semana, letra, intervalo musical, vivencia o sensación tiene su propio cromatismo… su propio color.
He aquí precisamente la razón de ‘Channel Orange’, pues la inspiración a la hora de componer este disco está íntimamente vinculada a un concreto recuerdo y a una experiencia vital del artista: Frank Ocean se enamoró por vez primera durante un verano… y según su propia percepción, siente y recuerda que el color naranja lo inundaba todo).~‘Channel Orange’ es heterodoxia, creatividad, descaro y talento. Así se encarga de demostrarlo el bueno de Frank ya desde “Start”, la primera pieza que sirve de obertura del álbum: sonrisas, un ambiente, el sonido de inicio de la Playstation One, de un videojuego y sin casi avistarte… ¡Zasca! Te casca en toda la boca la suntuosa y palpitante “Tinkin Bout You”.
Apenas ha empezado esta superproducción musical y servidor ya se encontraba atónito…
Tras el primer arreón que recibí pude rehacerme y mantener el tipo. Me situé y preparé para lo siguiente, pues lo insólito y lo especial seguía sorprendiendo mis oídos, rompiendo concepciones y prejuicios musicales con temas como “Fertilized” y “Sierra Leone” hasta desembocar en su siguiente hito musical: “Sweet Life”, tema que contó con la ayuda en la composición y producción del Nuevo Rey Midas del mundillo: Pharrell Williams. Una suerte de elegante Neo-Soul, heredero de la obra de Stevie Wonder que a un volumen decente se me antoja como el perfecto acompañamiento sonoro para tomarse un cóctel a la salud de este enfermo mundo de apariencias.
En “Super Rich Kids” Frank Ocean, dotado de una inteligencia musical por encima de la media, da una vuelta de tuerca al arte del sample y retomando ideas previas de Elton John ("Benny and the Jets”) y Mary J. Blige (“Real Love”) consigue crear algo totalmente nuevo y vivo: lo que viene a ser un pepinazo de Hip-Hop cargado de humor mordaz y sentido crítico. Por cierto, muy notable la aportación de las rimas de Earl Sweatshirt en este tema. Le da un aire muy bueno.
Sin darnos cuenta vamos haciendo minutaje y se van sucediendo piezas como “Pilot Jones” y “Crack Rock”, que sirven para que entremos en calor y no nos ocurra nada malo al toparnos inmediatamente después con uno de los puntos álgidos del álbum: “Pyramids”. Una ambiciosa y compleja pieza de casi diez minutos de duración que incluye sintetizadores, bolas de discoteca, solos de guitarra de John Mayer, temática pseudohistórica y amorosa, ramalazos a lo Prince y Michael Jackson, toques de Electro… y estilazo para parar un tren.
A continuación y abajo tenéis la versión explícita (bajo vuestra responsabilidad siempre) y la actuación en directo. Genialidades las dos:
“Lost” es un tema menos pomposo, más directo y con un apartado rítmico sencillamente sobresaliente que sirve para relajar el ambiente y suavizar el nivel anterior:
Toda esa mezcolanza y concepción tan Pop y tan caleidoscópica de la música que tiene este artista se sigue acumulando y viendo plasmada en los siguientes cortes del disco como “Pink Matter” (con ese dramatismo tan soulero), “Monks” (con su contagiosa y seductora rítmica), “Bad Religion” (lo más solemne del disco con diferencia) o con “Forrest Gump” (cuyo videoclip nos presenta al propio Ocean disfrazado de Forrest Gump corriendo por una carretera de los USA junto a unas cheerleaders mientras de fondo suena un órgano como muy de iglesia… ) Sísí, que nadie os engañe: este álbum es una completa bizarrada de las que hacen afición. Afición de la buena.
Me gustaría finalizar con otra idea para que no os quedéis con lo de la bizarrada (que es una palabra que se pega mucho y a veces no dice tanto como debería)... 'Channel Orange' es un fenomenal trabajo que presenta un complejo programa de la Musica Negra del siglo XXI. Una música valiente que reconoce su pasado, lo asimila y lo hace nuevo, mirando hacia delante... Así es como interpreto esta obra de Ocean. que encima, para tener más puntos a su favor, va y finaliza con “Golden Girl”, un precioso tema fantasma con el que os dejo hasta la próxima ocurrencia con la intención que las miguitas que he ido dejando sueltas por el camino os puedan gustar: