El milagro económico español
El denominado milagro económico español, no fue más que una jugada de trileros. Algo así como el refrán español de “pan para hoy y hambre para mañana”. El creador –junto con la “iluminada” mente de Rodrigo Rato- de la Ley de Liberalización del Suelo -base de la burbuja inmobiliaria-, las privatizaciones masivas de empresas públicas rentables –regaladas a grupos afines y a compañeros de pupitre (Villalonga)- y la nefasta foto de las Azores, entre otras muchas cosas, se paseó, pasea y paseará por el mundo dando opiniones catastrofistas de España, mientras se llena los bolsillos de dinero proveniente de su verdadera función: abridor de puertas, es decir, lobbista. Cierto es que tomó el poder –después de una sonrojante oposición a Felipe González-, en una época de crisis derivada de los fastos de 1992, pero sus medidas desembocaron en el mar de desesperación actual. Durante su primer mandato -1996 a 2000-, además de “hablar catalán en la intimidad” –no hay que olvidar su pacto con CiU-, heredó los Fondos Europeos de Cohesión y de la Política Agraria Común, aumentaron los beneficios empresariales más de un 30%, y se redujo el poder adquisitivo de los asalariados un 4% -en esa etapa los salarios aumentaron menos de un 3%-, siendo el único país de la UE donde se produjo ese retroceso. Es en esta época, donde el seguidor incondicional de las políticas ultra-liberales de Thatcher y Reagan –surgidas de las teorías de Milton Friedman-, empieza a desmantelar el llamado “estado de bienestar”, con la generalización de contratos temporales (1 de cada 3), y donde la siniestralidad laboral se disparó un 20% más, y donde se plantaron las bases para no incrementar el SMI (Salario Mínimo Interprofesional) tal y como recomendaba la Unión Europea. Fiel a sus principios, Aznar modificó la presión fiscal. Pero con trampa. Un 10% fue el aumento de la presión fiscal, si bien de forma injusta. La carga de las rentas más bajas, se eleva un 2%, mientras que la de las rentas más elevadas, se reduce un 6%, y se inició la reducción en gasto social (educación, sanidad, pensiones, etc) de un 9%, suponiendo éste un 20% del P.I.B., frente a la media del 27% de la UE.
La prepotencia y la arrogancia
En el segundo mandato de Aznar, éste se olvidó de “hablar catalán en la intimidad”, y ofreció a la población española, su verdadera cara. La cara de una persona con ínfulas dictatoriales en sus genes, henchido de una prepotencia y arrogancia jamás vista en un presidente o primer ministro de un país democrático. “Charlotín”, se destapó como un “líder iluminado”, que hizo el ridículo mundial poniendo los pies en una mesa de un despacho de la Casa Blanca, diciendo ser más rápido que un guepardo o hablando con acento tejano en una conferencia de prensa. Mientras, en España, seguían aumentando las desigualdades y se consolidaba la entrada de mano de obra barata procedente de Iberoamérica o el Magreb. El precio de la vivienda seguía subiendo, se consolidaba la “burbuja inmobiliaria”, y la economía especulativa vencía por goleada a la productiva.
La foto de las Azores
Junto a su amigo George W. Bush, Tony Blair y con Durao Barroso (mamporrero actual de la UE) de anfitrión, protagonizó una de las instantáneas más vergonzosas de los últimos años. No por la foto en sí, si no por lo que significaba, ya que se creaban las bases para la invasión y destrucción de un país soberano –dirigido por el sátrapa dictador Sadam Hussein-, alimentadas por informes de parte que resultaron ser falsos. Alrededor de 3 millones de personas salieron a la calle en España para manifestarse en contra de la guerra que recién se iba a iniciar, mientras “el mejor presidente de la historia de España”, hacía oídos sordos al clamor ciudadano. Es que José Mari, es un elegido divino.
La herencia, el heredero y el 11M
¡Ay la herencia! ¿Cuántas veces hemos oído esta palabra últimamente? Para ser justos, en esta época, el paro descendió de forma espectacular, pero, ¿a qué precio? Los salarios seguían perdiendo poder adquisitivo y la inflación se elevaba al 4%, la tasa más alta desde 1996. La segunda legislatura fue convulsa en muchos aspectos. Una huelga general y su manipulación por TVE, el desastre ecológico del Prestige, el accidente del Yak-42, la invasión de Irak, su mala relación con el Rey Juan Carlos I y la designación de Mariano Rajoy –en pugna con Rodrigo Rato-, fueron acontecimientos relevantes que marcaron la memoria de España. Pero –y sin ninguna duda-, el hecho que marcó el final de la segunda legislatura de José María Aznar, fueron los atentados del 11 de marzo de 2004, en los últimos días de la campaña electoral. Ese día, fueron asesinadas 191 personas y más de 1500 heridas. La gestión de esta inmensa crisis –nunca antes había habido un atentado tan grave-, fue sin ningún género de dudas, la circunstancia que hizo que el PP perdiera las elecciones. Horas después del atentado Aznar llama personalmente a los directores de los principales periódicos nacionales para transmitirles su absoluto convencimiento de que ETA es la autora de la masacre. La Ministra de Exteriores, Ana Palacio, presiona a los cónsules y diplomáticos españoles para que difundieran en el extranjero la tesis de la autoría de ETA. Muchos ciudadanos consideraron –no hay que olvidar que el día 12 de marzo de 2004, unos 11 millones de personas se manifestaron en repulsa contra los atentados y en apoyo a las víctimas-, que el Gobierno mentía acerca de la autoría del atentado, culpando a ETA para que no se considerase el atentado como una represalia por parte de Al Qaeda al envío de tropas a Iraq.
El ridículo internacional
Foto: Luis Magán para El País
Henchido de soberbia, este ex-presidente del gobierno español, movió los hilos de la diplomacia hispana, para que el Congreso de los EEUU le concediera –previo pago de 1 millón de dólares- la Medalla de Oro. La utilización torticera de posibles acuerdos con Cataluña -¿se acuerdan del “España se rompe”?-, la negación del cambio climático, su fichaje por “fondos buitres” especulativos, sus apoyos a candidatos ultra-conservadores fuera de España, su “peineta” en la Universidad de Oviedo, sus abdominales de vigoréxico y sobre todo sus intervenciones negativas sobre España en diferentes foros y conferencias internacionales, ponen en su verdadero sitio a este individuo presuntuoso que cada vez que habla da la sensación que le perdona a uno la vida. Ahora, da la sensación que el que se vistió en un momento de Cid Campeador –mucho mejor Charlton Heston- para un reportaje de El País, quiere volver a la primera fila de la política. ¿No será a consecuencia de eso que se llama “Gürtel”? El tiempo dirá.