Revista Opinión

Desmontando el discurso.

Publicado el 30 diciembre 2011 por Daniruiz @daruiz03
Desmontando el discurso.Como a cada 24 de Diciembre nos tiene acostumbrado, el Rey don Juan Carlos I de Borbón, se volvió a dirigir al pueblo español, esta vez sin orgullo ni satisfacción (tal vez por los acontecimientos que han salpicado en las últimas semanas a Zarzuela), para lanzar su tradicional mensaje navideño.
El susodicho discurso comenzó con una referencia al pueblo español, del que dijo sentirse gran admirador y orgulloso del mismo. Seguidamente, la línea de la crisis pasó un año más a ser la protagonista. El monarca dijo verbalmente:
" Es una crisis que está llamada seguramente a modificar hábitos y comportamientos económicos y sociales".
Una obviedad del tamaño de una catedral, pero que en ningún momento especificó ya que esta crisis económica no está afectando ni mucho menos, a todos por igual. ¿Por qué la Casa Real no ha recortado notablemente sus gastos para dar ejemplo al pueblo español de que esta crisis nos DEBERÍA afectar a todos por igual?
"Si España ha alcanzado en los últimos decenios las más altas cotas de progreso y bienestar de su historia, ahora hemos de saber reconocer con humildad cuáles han sido los comportamientos en los que, como individuos y como grupo, hayamos podido equivocarnos."
Con estas palabras, el Rey hizo referencia a las actuaciones no fructíferas llevadas a cabo por el anterior Gobierno socialista, que han llevado a un hundimiento aún más profundo en esta crisis. Además, cuando habla de cotas más altas en los últimos decenios (y no habla en singular para no referirse a los 7 últimos años de gobierno socialista) lanza un pequeño homenaje al Estado de gran Bienestar del Gobierno Popular durante el Gobierno del señor Aznar creado bajo los auspicios de políticas corruptas principalmente en materia de construcción.
"El camino de la recuperación no será corto ni tampoco fácil, exigirá sacrificios."
Me irrita el orgullo y la satisfacción .... Hablemos claro. No porque estemos viviendo una profunda crisis económica, aquellos cuyos negocios tengan la suerte de no sufrirla, deben pagar por los errores de los demás, aunque deban ayudar en la medida de lo posible; pero lo que no se puede es seguir despilfarrando en actos y galas reales, muchos de ellos cuyo único fin es una simple celebración. No creo que los altos dirigentes internacionales se molesten por no ser recibidos por una banda musical real, con alfombras rojas y un Rolls Royce, sabiendo la dura crisis económica que atravesamos en la actualidad. Y si aun así se molestan, mala suerte.
El monarca continuó su discurso sobre el que situó nuevas palabras, esta vez sobre la Unión Europea, aquella para la que únicamente tiene alagos, siendo está la principal culpable de la crisis del euro. Halagos como bien he indicado para el grupo de los 16 Estados miembros que lo único que han sabido hacer en conjunto desde 2010 es esconder datos sobre deudas originadas a raíz de determinados actos europeos y llevar a cabo rescates multimillonarios sin resultado, dando lugar a  una gran desconfianza a escala mundial.
Tras un par de minutos más de discurso sobre malestar económico nacional llegó el momento esperado por muchos. ¿Hablaría el Rey de Urdangarín? Pese a que en ningún momento lo nombró hizo referencia sobre el mismo, de la siguiente forma:
" Junto a la crisis económica, me preocupa también enormemente la desconfianza que parece estar extendiéndose en algunos sectores de la opinión pública respecto a la credibilidad y prestigio de algunas de nuestras instituciones. Necesitamos rigor, seriedad y ejemplaridad en todos los sentidos. Todos, sobre todo las personas con responsabilidades públicas, tenemos el deber de observar un comportamiento adecuado, un comportamiento ejemplar.
Cuando se producen conductas irregulares que no se ajustan a la legalidad o a la ética, es natural que la sociedad reaccione. Afortunadamente vivimos en un Estado de Derecho, y cualquier actuación censurable deberá ser juzgada y sancionada con arregloa la ley. La justicia es igual para todos.
No debemos, sin embargo, generalizar los comportamientos individuales, so pena de cometer una gran injusticia con la inmensa mayoría de servidores públicos, y también de empresarios o trabajadores del sector privado, que desarrollan su labor de forma ejemplar y honesta.
De lo contrario, se podría causar un grave daño a instituciones y organizaciones que son necesarias para la vertebración de nuestra sociedad."
Vayamos por partes. Muestra preocupación por la desconfianza generada sobre determinados sectores de opinión pública, una desconfianza que se ha ganado por méritos propios del señor Urdangarín.
¿La justicia es igual para todos? Tal y como indica nuestra Constitución Española del 78 en su artículo 56.3: La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad. Trata de salvaguardar la imagen de su hija pidiendo que no se generalice, pero dada la inmunidad de su majestad, esta nunca se vera salpicada o mejor dicho, implicada, en ningún tipo de acto ya sea por parte de su marido (del que seguro conocía sus negocios ilícitos) como los suyos propios.
La justicia supuestamente es igual para todos, sea hombre, mujer, cristiano, musulman, anarquista o franquista, pero parece ser que si eres Borbón o estás relacionado con los mismos, la justicia es la que se somete a ti. En condiciones normales, cuando salta a la vista algún presunto caso de corrupción o prevaricación con fondos públicos o algún tipo de ilegalidad económica, automáticamente la justicia investiga todo el entorno que rodea al que delinque. Bien es cierto, que no se puede generalizar pero, ¿alguien desconfiaba del marido de la Infanta? Nadie lo hacía, y el escándalo es bastante grande ... ¿Por qué no investigar los negocios de la misma POR SI ACASO? Nadie pierde nada ... ¿o tal vez sí?. Sin duda alguna, la Familia Real está perdiendo la confianza de muchos españoles.
Tras hablar "disfrazadamente" de dichos acontecimientos, el terrorismo fue el siguiente invitado, uno de los pocos puntos en los que estoy de acuerdo con el Rey: su desaparición definitiva.
"En este tiempo, he podido apreciar, aún más si cabe, el rigor y el acierto con que mi hijo, el Príncipe de Asturias, me acompaña como Heredero de la Corona en el servicio a los españoles y a España, a su democracia, a su Estado de Derecho, a sus libertades, a su unidad y su diversidad, y a la defensa de sus intereses en todo el mundo."
Con estas últimas declaraciones, el Rey hacia breve referencia al "buen trabajo" que está realizando su hijo y fiel heredero, posiblemente ante una inminente y cada vez más cercana sustitución en el bastón de mando refrendado. Si ha día de hoy todavía no le ha sustituido en el trono, es por la crisis económica.
En resumen, el 24 de diciembre vimos un nuevo mensaje real navideño cargado de indirectas (como siempre), donde la crisis desproporcional no sufrida por todos por igual, y las travesuras del yerno, fueron las protagonistas.
Dani Ruiz

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