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“Desde niño pintaba como Rafael, pero me llevó toda una vida aprender a dibujar como un niño” – Pablo Picasso
Hace tiempo que comentaba esto en Twitter:
La chorrada de que “el sistema educativo mata la creatividad”, es el meme más tonto y peligroso que he escuchado últimamente — Aitor Calero García (@1cafelitoalas11) agosto 17, 2015
Es algo que más o menos todo el mundo repite y que hizo famoso el Sir inglés Robinson en una infame charla en TED.
Lo primero que cabría preguntarnos es qué es la creatividad. Al margen de lo que nos dice la DRAE, es bueno saber qué es lo que entendemos por creatividad el común de los mortales. En general, asociamos el ser creativo a ser original. A tener ideas innovadoras. Pero la creatividad también es la capacidad de crear cosas sin más. Como es natural, cuando asociamos creatividad a originalidad, es fácil pensar que el súmun de la creatividad es la originalidad infantil. Los niños nos sorprenden día tras día, con ocurrencias sobre historias, usos diversos de objetos, o pinturas de lo más diverso. Cuando nos explican lo que ellos interpretan con ellas, todavía nos asombramos más. Pero según la creencia popular, van a la escuela, y se corrompen. La escuela les hace perder esa creatividad.
Nada más lejos de la realidad.
Que un niño diga que un tenedor es un rastrillo del parque, o que un zapato es un teléfono, no es creativo. En el fondo está buscando asociaciones en su cerebro con cosas que conoce, pero también está buscando que les digamos lo que son realmente esas cosas. Ser creativo no es tener un montón de ideas absurdas. Ser creativo es tener ideas con algún sentido. Dicen que decía Einstein que el secreto de la originalidad consiste en saber ocultar tus fuentes. En realidad, la mayoría de los inventos no son totalmente originales, siempre nos inspiramos en otros. En la naturaleza, en otras personas, en el universo…
Pablo Picasso es tomado como un gran ejemplo de creatividad y originalidad. Su arte cubista marcó tendencia, pero si revisamos su obra no fue una ocurrencia de un día. Fue, como en muchos otros pintores, un proceso evolutivo. Picasso descompuso las formas mirándorlas desde distintos prismas, como si fuese un cubo, pero para llegar hasta ahí, pasó por fases y muchas pruebas. Posiblemente si Picasso lo primero que hubiera dibujado hubiera sido un cuadro cubista, nunca hubiera llegado a ser quien fue. Fue el proceso creativo el que hizo que su forma de interprestar la realidad fuera original.
Los niños llegan al cole con un montón de ideas absurdas. Realmente no es que el colegio se las quite de la cabeza. Si no fuera el colegio, serían los propios padres o el entorno, y su propia maduración mental, las que harían que fueran desapareciendo y tomando forma y sentido. No hubiéramos sobrevivido en la naturaleza si pensáramos que un palo era algo para sacarse los mocos, y no algo para poder cazar o hacer una caña.
El colegio, por tanto, lo que hace es canalizar esa nube de ideas absurdas. Además, proporciona las técnicas para que esas ideas puedan prosperar. Que un niño se salga de los límites de un dibujo no es original. Es un error. Las cosas y las formas tienen límites y colores, y eso es básico para poder desarrollarse como persona. Cuando les decimos que no se salgan del dibujo y que el sol es amarillo y el cielo azul, no estamos cometiendo ningún error. Es el niño el que tiene que aprender con nuestra ayuda. Otra cosa, es que cuando sea adulto, cree un cuadro con cielos de colores diversos, y formas raras. No tiene nada que ver.
La creatividad no consiste en decir un montón de cosas absurdas. Los colegios, o el sistema educativo ponen todos los mimbres necesarios para que ese torrente de creatividad que todos tenemos, se exprese bien.
Si el sistema educativo coartara la creatividad, no estaríamos en la época de la humanidad donde más creación cultural, científica y técnica hay. No hay más que darse una vuelta por las decenas de páginas web de crowdfunding para proyectos innovadores. Hay creatividad a raudales, y la educación y el colegio no la coartan. A la larga, la potencian. Enseñar a pintar bien, a sumar, a escribir bien, hace que todas esas ideas artísticas, literarias, científicas fructiquen y sean realmente orignales y atractivas.
Creo que hay un elogio excesivo de las capacidades del niño, y una crítica excesiva e injustificada a cientos de años evolución del sistema educativo. Creo que, por desgracia, esta crítica es constante y siempre será así, porque educar no es fácil. Y no lo es ni ha sido nunca, porque las sociedades son cambiantes y el sistema educativo, sus técnicas y métodos son siempre una diana cambiante. Nunca podremos tener el sistema educativo perfecto, porque tampoco tenemos la sociedad perfecta. Lo que sí se puede afirmar es que los resultados son evidentes. La creatividad de la humanidad está en su punto más alto. Y la escuela también tiene mucha culpa de ello.
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