La liga 2010 será recordada largamente por su emoción, por sus records y por la fractura que confirma entre los dos equipos principales y el resto. Ha sido la liga de Messi y Ronaldo, la de la confirmación de Pedro, Higuaín, Valdés, Canales o Javi Martínez, la de las decepciones de Kaká, Ibrahimovic o Benzemá y ha sido liga, también, de despedidas ilustres como la de Etxebarría, Mejuto, Guti y probablemente Raúl. Sin embargo, por encima de otras consideraciones, recordaremos esta emocionantísima edición como la liga del Villarato, término referido a la supuesta inclinación del presidente Villar por el Barcelona y el adoctrinamiento del colectivo arbitral para participar de esta tendencia, en perjuicio, claro está, del Real Madrid. En las siguientes líneas pretendo demostrar la falta de bases sólidas de la teoría y como los actos arbitrales se han producido precisamente en sentido contrario.
Vaya por delante que el término fue acuñado en el seno del diario deportivo As, un medio de comunicación que no tiene ningún recato en hacer patente su fuerte inclinación madridista, por Alfredo Relaño, un periodista que hace años que viene subordinando su buen hacer informativo a su reconocido madridismo. El Villarato nace en un momento de confusión organizativo en la Casa Blanca, que ve como a pesar del fuerte desembolso en fichajes y sueldos (más de 400 M de euros esta temporada) el Barcelona impone su modelo mucho más austero, basado en un estilo organizativo que se cimenta en la Masía, probablemente el mejor vivero futbolístico del mundo, impregnando así a los futbolistas de todas las categorías del club para alcanzar su expresión más plástica en el juego exquisito del primer equipo. El Barcelona representa hoy en día la excelencia, justo lo que el madridismo ha pretendido adjudicarse siempre por designio quasi divino, sin embargo, el Barsa juega mejor, bate más records, hace publicidad más sana y deslumbra al mundo con su fútbol y su filosofía. Por estas razones y para contrarrestar lo que el madridismo considera propio por naturaleza, nace el Villarato de Relaño al que inmediatamente se acogen como tabla de salvación otros periodistas de As como Guasch y Roncero y los más forofos de Marca, con el director Inda a la cabeza, el Villarato como bandera y los ultrasur de la información: Josevi Hernáez, Enrique Ortego o Roberto Gómez, como órganos ejecutores necesarios.
La temporada daba comienzo en agosto con la supercopa. El Barsa venía de ganar Liga, Copa y Champions con un fútbol de ensueño. Tenía un modelo y un entrenador de la casa capaz de eternizarlo. La pretendida hegemonía del Madrid corría serio peligro. Fiel a su fútbol, el Barcelona derrotó al Athletic en San Mamés y lo remató en Barcelona, goleándolo con un fútbol primoroso, a pesar de los cual los medios de la capital reaccionaron denunciando supuestas ayudas arbitrales. Entonces sonó extraño ya que el Barsa había hecho un fútbol de muchos quilates e incluso pudo haber conseguido algún gol más. Que a algún periodista forofo y nostálgico se le hubiese ocurrido aisladamente la idea de la manipulación arbitral con origen en la dirección de la FEF hubiese entrado dentro del extenso radio de las excentricidades del fútbol, pero que la idea surgiera al mismo tiempo y con idéntica fuerza en medios escritos, radios y televisiones mesetarias, daba que pensar. Entonces no podíamos darnos cuenta, pero hoy es evidente que hubo una conjura, una maniobra de manipulación informativa, una campaña en toda regla contra el Barcelona y el barcelonismo.
Dos son para Relaño y sus acólitos los iconos del pretendido Villarato: el penalti sobre Xavi que pitó Iturralde, cuando los periquitos visitaron el Nou Camp y el supuesto gol anulado a Raúl el día que el Madrid hizo lo propio a Gijón. El primero significó la victoria del Barsa y el segundo hizo que el Madrid no pasara del empate en el Molinón. Sorprende que una teoría como el Villarato tan poco trabajada, con unas bases tan poco consistentes y cuya imagen son dos jugadas tan dudosas haya prendido con tanta fuerza, lo que sin duda ha sucedido por la necesidad del aficionado blanco de creer que lo que le está sucediendo en los últimos años a su equipo no puede sino obedecer a fuerzas ajenas a la organización deportiva del club y al esfuerzo de Relaño y su tropa en mantener viva la patraña, con idea de socavar la organización modélica barcelonista en beneficio de la improvisación y el dispendio con los que el madridismo pretende dar la vuelta a la situación.
Cierto que en directo el penalti sobre Xavi ofrecía una serie de dudas que fueron convenientemente alimentadas por los medios de comunicación afines al nacional madridismo. Las imágenes que se ofrecían eran de baja calidad, tomadas a través del reticulado de la portería o montadas desde dos cámaras diferentes en el momento cumbre. La prensa escrita ofrecía únicamente fotogramas que mostraban a Xavi cayendo sin causa aparente. Sin embargo, con los medios técnicos actuales es muy difícil poner candados a la verdad y enseguida comenzó a circular por youtube una imagen que mostraba diáfanamente que el agarrón existía (http://www.youtube.com/watch?v=I3TxHinxdCM&feature;=related). Los que hablaban de piscinazo, engaño o lipotimia tuvieron que ceder y aunque algún escéptico insinuó que la jugada no era para tanto, lo cierto es que hubo agarrón dentro del área y el hecho de que en todo caso los medios de comunicación al servicio de la causa del Villarato siguieran ignorando estas imágenes demuestra su poca inclinación a que el aficionado pueda formarse una opinión distinta a la del Villarato por imposición. Y lo mismo puede decirse del supuesto gol anulado a Rául jugada con la que los medios armaron un escándalo tremendo. La jugada es muy rápida: Kaká intercepta el balón con esa zona que no es pecho ni brazo y quizás un poco de todo, lo baja y lo cede a Raúl que arranca a correr batiendo al portero del Sporting en su salida. De nuevo los medios nos repitieron la jugada a tanta velocidad que era imposible formarse una idea y, como bien dijo esa misma prensa, más difícil era aún para Teixeira, situado justo detrás de Kaká, por lo que, ante la duda, debió dejar seguir la jugada y conceder el gol, que, naturalmente, se cargó al debe de Villar. Tuvo que ser otra vez youtube quien pusiera las cosas en su sitio al mostrarnos una imagen –que por supuesto ninguno de los medios mentados repitió- en la que se ve claramente al liniers levantar la cabeza en cuanto Kaká controló el balón, por lo tanto la jugada queda invalidada antes del pase y no puede hablarse de gol anulado.
Naturalmente estos medios no hacen referencia a otras jugadas que no sirven a su campaña. No se habló más que lo justo del penalti que nunca existió sobre Ronaldo el día del Almería y que marró el portugués para que Benzemá marcara en posición antirreglamentaria dando los tres puntos al Madrid, o del gol en fuera de juego de Benzemá contra el Valencia que también dio los tres puntos a los blancos o del empujón de Sergio “Licencia para matar” Ramos que permitió a Marcelo marcar otro gol ilegal de tres puntos en el Calderón o, para no extenderme, la contumacia de este jugador en jugadas de penalti, bien por empujones o manos dentro del área nunca castigadas. Sirva como ejemplo el penalti de libro cometido sobre Caicedo del Málaga la última jornada de liga, que como tantos otros no fue castigado.
Pero claro, es obvio que todo lo que antecede son opiniones subjetivas de un Barcelonista, inválidas por tanto para demostrar la campaña de los medios e insuficientes para desmontar el Villarato; vamos, pues, a ayudarnos de una herramienta más objetiva como son los fríos, rotundos y contundentes números.
Si atendemos a las estadísticas finales llegamos a la conclusión de que el Barcelona ha sido superior por un pequeño margen en casi todas las parcelas parciales de la clasificación final. En lo relativo a ésta misma es una verdad de Perogrullo, los 99 puntos del Barsa contra los 96 del Madrid señalan un Barcelona superior por un margen de alrededor del 3%. En los goles a favor la diferencia es también de cuatro, favorable en este caso al Madrid (102/98), pero si los combinamos con los goles en contra favorables al Barsa (35/24), encontramos una diferencia total a favor de los blaugranas de alrededor del 7%. Son porcentajes parecidos a los que encontramos en cuestión de faltas, córners, o tiros a puerta, una diferencia siempre leve a favor del Barcelona y algo mayor en jugadas de ataque o tiempo de posesión, debido al modelo futbolístico barcelonista.
Obviamente los árbitros intervienen en estos números, aunque de una forma indirecta que se diluye a lo largo de los 38 partidos de liga, de modo que su intervención apenas los altera, sin embargo hay dos tipos de jugadas concretas en las que los árbitros influyen de manera directa hasta el punto de decidir resultados, jugadas en las que supuestamente se apoya Relaño para defender el Villarato y que sorprendentemente presentan un balance favorable al Real Madrid muy alejado de los números presentado hasta el momento y que se desprenden de la propia regularidad de la liga, me refiero al apartado de penaltis y jugadores expulsados.
Mientras el Madrid ha gozado de 8 penaltys a favor por 2 en contra (+6), al Barsa sólo le pitaron 3 contra 1 (+2), lo que ofrece un porcentaje de un 300% favorable a los blancos, si se trata de una campaña orquestada para perjudicar al Madrid en beneficio del Barsa, Villar ha escogido una extraña forma de hacerla efectiva. En cuanto a los expulsados, podría decirse que los dos equipos presentan números muy parecidos pues ambos han terminado seis partidos en superioridad contra cinco en inferioridad, sin embargo si nos asomamos a la realidad de estos números, nos encontramos nuevamente con diferencias porcentuales escandalosas a favor del equipo de la capital, pues el total de las seis ocasiones en que el Barcelona gozó de superioridad suman 62 minutos, ya que las expulsiones de Luque (Málaga), Lass (Real Madrid) y Alustiza y Orellana (Jerez) se produjeron con el partido prácticamente terminado. Contra estos 62 minutos en seis partidos (10 minutos de media) el Real Madrid presenta 193 (una media de 33), lo que de nuevo arroja diferencias sobre el 300% favorables a los quejosos merengues. Por otra parte el Barsa ha terminado cinco partidos en inferioridad, con un total de 143 minutos (29 de media), mientras que en el mismo número de partidos, el Madrid sólo suma 112 (22 de media). En definitiva y en el cómputo global, mientras el Madrid ha disfrutado de un total 81 minutos a favor (193/112), la suma de parciales del Barcelona ofrece el mismo número, 81, pero de signo contrario (62/143), dicho de otro modo, comparado con el Barcelona, el Real Madrid ha disfrutado de 162 minutos de juego en condiciones de superioridad. De nuevo una forma curiosa de orquestar una trama contra el equipo blanco.
Pero hay más, Ninguno de los partidos que ha ganado el Barcelona lo ha resuelto gracias a la superioridad numérica que da una tarjeta roja, mientras que las expulsiones de las que se ha beneficiado el Real Madrid casi siempre le han allanado el camino a la victoria. A modo de ejemplo sirva la extraña expulsión del jugador del Athletic Amorebieta, en el minuto 19 del penúltimo partido de liga en el Bernabeu por golpear con el brazo de manera involuntaria un balón que no iba a ninguna parte, jugada que además fue castigada con penalti. Supongo que cuando la prensa madrileña proclama esas ayudas vergonzosas al Barcelona como producto del Villarato se refieren a este tipo de jugadas, que curiosamente nunca se han producido a favor del Barcelona.
En situación de inferioridad el Barcelona se dejó dos puntos en Cornellá, donde Alves fue expulsado rigurosamente por un Undiano que no aplicó el mismo rasero a las entradas de los pericos, y otros dos en Almería, donde Clos Gómez envió a la caseta antes de tiempo a Ibrahimovic por una patada que la televisión demostró que no existió. La expulsión dejó al Barcelona en inferioridad y con un 2-1 en contra que, a pesar de las adversidades, Messi consiguió equilibrar. El partido del Nou Camp contra el Madrid en el que el Barsa jugó media hora con un hombre menos otra vez por obra y gracia de Undiano, lo resolvió Ibra cuando el Barsa ya jugaba con diez. A pesar de su superioridad el Madrid no fue capaz de equilibrar el resultado y el Barsa terminó llevándose el partido, y no precisamente gracias a la ayuda del árbitro, al que los medios recriminaron que no pitara un penalti sobre Cristiano. Al parecer, el hecho de jugar casi medio partido con un jugador más no les pareció suficiente. Otro partido que el Barcelona resolvió en inferioridad –esta vez con 9- fue la visita al Nou Camp del Getafe.
La expulsión de Ibra por una falta que no existió pone de manifiesto otra de las aristas del Villarato, pues a pesar del manifiesto error del árbitro el comité de competición no le quitó la injusta tarjeta, algo que sí sucedió cuando, después de que el Barcelona derrotara al Madrid en el Bernabeu, el Comité de Apelación tocara a rebato, puesto que no quedaba tiempo para el disimulo, perdonando tarjetas rojas al Madrid y a quienes se enfrentaban al Barcelona, sin desestimar del mismo modo las de Alves o Xavi. Por su parte las veces que el Real Madrid tuvo que afrontar partidos en inferioridad, fueron siempre partidos resueltos en los que apenas quedaba nada en juego, sin embargo, cuando más necesitado estaba de fuelle el equipo blanco en los últimos compases de la liga, Muñiz en el Bernabeu contra el Bilbao y Undiano dos veces, en Zaragoza y Málaga, si acudieron en ayuda de los merengues, expulsando a Amorebieta, Contini y Duda respectivamente. El Madrid no sufrió ninguna expulsión en toda la segunda vuelta y disfrutó de tres de los equipos contrarios en los cinco últimos partidos, cuando no podía permitirse errores.
Números cantan. El Barcelona ha ganado la liga sin disfrutar de favores arbitrales o de los comités de la FEF de los cuales si ha gozado ampliamente el Madrid, y es que, en contra del pretendido Villarato, la única campaña real y tangible ha sido la mediática orquestada por los medios de comunicación madrileños. Penaltys y expulsiones son decisiones que los árbitros deben tomar en décimas de segundo y a sabiendas de que, de equivocarse en contra del Madrid o a favor del Barcelona, desencadenarán una tormenta mediática para la que no tienen defensa. Son humanos, acuden diariamente a sus puestos de trabajo, tienen vida social e hijos que van a la escuela y saben que, por lo que tiene de incitación a la violencia, la presión mediática puede convertir la semana en un calvario. Y que nadie me hable de los diarios deportivos de Barcelona ya que apenas tienen proyección fuera de Cataluña, donde por cada Sport o MD que se vende, se despachan diez periódicos madrileños.
En realidad el llamado Villarato no es más que una forma de encapsular el Relañato, que es la verdadera campaña orquestada y dirigida a manipular e intimidar vergonzosamente al colectivo arbitral a favor del Real Madrid. Si verdaderamente hubiera existido una campaña arbitral a favor del Barcelona todavía estaríamos escuchado sus ecos, sin embargo callan porque, siendo el Relañato una herramienta para ayudar al Real Madrid a levantar títulos, ha dejado de tener sentido esta temporada, por lo que espera el comienzo de la nueva edición de la liga para volver a resurgir con idéntica fuerza en apoyo del club capitalino.
Aunque ayudado por los árbitros, el Madrid ha sido un digno rival y candidato al título hasta el final. Y no puede decirse que haya sido una temporada estéril, pues a los éxitos de las presentaciones veraniegas de futbolistas hay que sumar el trofeo Bernabeu, disputado al Rosenborg y el hecho de haber colocado a varios de sus futbolistas candidatos al trofeo Distéfano. El Madrid también ha ganado desde hace semanas la “otra liga” de Josevi Hernáez, que en estos momentos tengo delante y en unos instantes tendré detrás. Felicidades Inda, va por ti.