Revista Cultura y Ocio

Desmontando mitos (I): de carajos y manzanas envenenadas

Por Historicon @elhistoricon

Andábamos conversando el otro día con otros historiadores sobre el papel que internet ha jugado en nuestras vidas blogueras. Además del hecho evidente de que sin la red de redes un blog como éste no existiría, reflexionábamos que internet ha permitido que muchos nos conozcamos y hayamos podido establecer contacto, que la información que antes costaba mucho esfuerzo conseguir ahora esté a nuestro alcance a golpe de unos pocos clics de ratón, y que las redes sociales han permitido que la difusión de nuestro trabajo sea mucho mayor y más rápida que antes. Sin duda alguna, internet se ha convertido en una parte muy importante de nuestra vida profesional.

Desmontando mitos (I): de carajos y manzanas envenenadas

Sin embargo no todo son ventajas. Uno de los mayores inconvenientes que encontramos son los bulos que diariamente se publican, y que se propagan como la pólvora a través de las redes sociales y las aplicaciones de mensajería instantánea. La mayoría de las veces estos bulos tratan sobre temas de actualidad, pero también los hay de índole científica e histórica. Ya hemos tratado algunos en esta página (sobre los , sobre las , sobre la Segunda Guerra Mundial y sobre las supuestas coincidencias entre ), y en este artículo (y otros posteriores) veremos algunos de los que siguen circulando. Sabemos que esta labor es como predicar en el desierto, ya que la mayoría seguirán difundiéndose y engañando después de este artículo, pero por nosotros que no quede.

La canastilla del vigía en las carabelas

Uno de los bulos que cada cierto tiempo se repite es el de la supuesta explicación de la expresión " mandar a alguien al carajo". La explicación en cuestión dice que se le llamaba " carajo" a la pequeña canastilla que se encontraba en lo alto del palo mayor de las naves antiguas de vela y que servía de puesto de vigía. Cuando un marinero cometía alguna falta, se le mandaba al carajo como castigo. Por eso, cuando queremos perder de vista a alguien usamos la expresión " vete al carajo". La historia se remata diciendo que esa canastilla era un lugar incómodo y peligroso, expuesto a los rigores del tiempo (frío, lluvia, sol...) y en constante bamboleo, por lo que era fácil marearse allí. Esta historia está recogida en multitud de páginas web, portales de pseudohistoria e incluso en algún que otro libro de medio pelo.

Y es que la explicación del origen de esta expresión es muy bonita, pero por desgracia también es completamente falsa. En primer lugar, la canastilla del vigía que existía en las carabelas y otros barcos de vela no se llamaba " carajo", sino " cofa"; de hecho, no existe ni ha existido nunca lugar alguno en un barco que se llame " carajo". Hay que decir también que el castigo a un marinero díscolo no era mandarlo a la " cofa ", sino encerrarlo en un calabozo a pan y agua (con más agua que pan). Y en segundo lugar, la RAE no introdujo esta palabra en su diccionario hasta 1983, pero en ningún caso le dio un significado parecido a cofa o canastilla de vigía. Es más, en dicho diccionario se afirma que el origen de la palabra es incierto, pero que de ningún modo se trata de un término que provenga del mundo náutico (esto último, dicho a resultas de una consulta realizada por nosotros).

La única relación que existe entre esa palabra y la navegación es una vela cuadrada que los pescadores mexicanos despliegan cuando sopla mucho el viento y que allí recibe el nombre de " caraja ". No obstante, también hay que decir que en tiempos de Colón se difundió la leyenda de la isla de Carajo, un lugar lúgubre sin agua ni comida en mitad del Caribe, en la que se abandonaba a su suerte a los marineros díscolos, indisciplinados o que hubieran cometido alguna falta grave. Y también hay que mencionar que existe un grupo de 16 islotes en el Océano Índico llamado Cargados Carajos (aunque es más conocido como Rocas de San Brandón), que fueron descubiertas por el navegante gallego al servicio de Portugal Joao da Nova a comienzos del siglo XVI.

Una última curiosidad. Ya hemos dicho que la RAE sostiene que el origen de la palabra " carajo" es incierto. Sin embargo, sí que podemos decir que no proviene de América (algo que sostienen algunos eruditos), ya que está documentado su uso (con sentido picaresco) en la obra " Cancionero de Baena ", una colección de poemas recogidos en España hacia 1405 por Juan Alfonso de Baena para regalárselos al rey Juan II. Como esta fecha es casi un siglo anterior al Descubrimiento (es más, Colón ni había nacido), podemos descartar el origen americano del término. También se ha detectado que en el año 1247 vivió en Madrid un hombre apodado Pedro Carajo, aunque se desconoce el significado de tal apodo.

Y no podemos dejar de mencionar que en la década de 1930 vivió en Colombia un profesor llamado Luis López de Mesa, que además de historiador era médico, psicólogo y político (llegó a ser ministro en varias ocasiones). Dicho profesor sostenía que el origen de la dichosa palabreja era vasco y que fue llevado a América por soldados procedentes de allí. Es un completo misterio cómo el término acabó por calar en todos los territorios de habla hispana, porque no lo explica el hombre. Pero viniendo esta teoría de este profesor hay que tomarla con bastante escepticismo; no en vano, López de Mesa llegó a afirmar en una ocasión que el hombre provenía de la sardina, así que nos parece que en este caso lo mejor será tomarse el origen vasco del término con un sano distanciamiento.

Alan Turing y la manzana de Apple

Seguramente uno de los bulos más extendidos en internet es ese que se ve una foto de Alan Turing y un símbolo de Apple junto a un texto que dice " Este gay inventó la computadora y logró terminar la Segunda Guerra Mundial. Por su sexualidad fue encarcelado y humillado públicamente después de haber salvado 14 millones de vidas. A los 41 años, en prisión y muy deprimido, se suicida comiendo una manzana con cianuro. En su honor Steve Jobs crea el logo de Apple". Con variaciones, esta afirmación se va repitiendo cada cierto tiempo en redes sociales, sobre todo en grupos autodenominados " de Historia ", desde donde se distribuye viralmente. Y no nos extraña, porque ese breve y triste párrafo lo tiene todo: homofobia, injusticia manifiesta y heroísmo no compensado; como una novela de Dickens, vamos. Es una lástima que todo sea una sarta de mentiras.

En primer lugar, Alan Turing no inventó la computadora. Los antecedentes de lo que hoy día llamamos ordenador se remontan nada menos que al siglo XVII, con los trabajos de Pascal y Leibniz. Asimismo, la primera máquina analítica fue inventada en el siglo XIX por parte de Babbage y su socia Augusta Ada Byron (hija del poeta Lord Byron), y es a ellos a los que se considera padres de la computadora moderna. Ya en la Primera Guerra Mundial se usaron máquinas analógicas en ingenios de guerra como aviones y submarinos. Y en 1939 se creó una máquina totalmente digital en el Iowa State College, proyecto que quedó eclipsado en 1945 con la invención del ENIAC (Siglas en inglés de " Calculador e integrador numérico digital electrónico ").

Lo que sí que hizo el equipo (insisto: el equipo) de Turing en diciembre de 1943 fue construir una máquina llamada Colossus que, eso sí, fue la primera construida enteramente con lámparas de vacío. Y es que Turing no era informático ni electrónico, sino matemático y criptógrafo, por lo que difícilmente se podía poner a diseñar y mucho menos construir circuitos. Sí que contribuyó decisivamente al desarrollo de la computación con la formulación del " Test de Turing" (fundamental en el actual desarrollo de la Inteligencia Artificial) y la invención de la " Máquina de Turing ", pero hay que decir que dicha máquina es virtual (es decir, es una máquina teórica sobre el papel y no puede ser construida).

En segundo lugar, ni Turing ni su equipo acabaron con la Segunda Guerra Mundial. Bien es cierto que lograron descifrar el código que utilizaban los alemanes en su máquina Enigma, y que eso contribuyó a la victoria aliada al poder permitirles leer los mensajes codificados que se intercambiaban las fuerzas del Eje (sobre todo a y desde los submarinos), pero de ahí a decir que terminaron con la contienda va un mundo. Sería admisible decir que aceleró la victoria aliada, pero en ningún caso es cierto que él o su equipo acabaran con la guerra. Y por la misma razón, dar una cifra de muertos ahorrados por sus contribuciones se nos antoja un disparate de proporciones bíblicas.

En tercer lugar, Turing nunca estuvo en la cárcel. En 1952 un joven de 19 años llamado Arnold Murray, con el que mantenía una relación, robó junto a un cómplice en la casa del matemático. Turing acudió a la policía y denunció el delito, y fue durante la investigación cuando tuvo que reconocer su homosexualidad (algo ilegal en Gran Bretaña por entonces). Procesado y condenado por ello, se le dio a elegir entre la prisión o un tratamiento hormonal de reducción de la libido. Turing escogió esto último, por lo que no llegó a ir a la cárcel. El tratamiento, a base de inyecciones de estrógenos, duró un año y le produjo importantes alteraciones físicas, como crecimiento de los pechos y aumento de peso, además de una disfunción eréctil.

Todo ello le llevó a la amargura y a la depresión. En 1954 se suicidó en su domicilio (no en prisión) ingiriendo una manzana envenenada con cianuro. Algunos teóricos de la conspiración sostienen que en realidad Turing fue asesinado, pero no ha podido demostrarse nada al respecto. Incluso su madre rechazaba la idea de que su hijo se hubiese quitado la vida por voluntad propia, pero achacaba su muerte a un accidente, producto del descuido de Turing al almacenar sustancias químicas. Eso sí, tenía 41 años en el momento de su muerte, así que ese dato es cierto.

Y dejo para el final lo más sabroso, la relación entre Turing y el logotipo de Apple. Para empezar, los creadores de la marca han dado varias versiones de la razón del nombre, pero ninguna relacionada con Turing; una de esas razones es simplemente que a Steve Jobs le gustaban las manzanas, y la otra es que es un homenaje a la compañía Apple Rock, encargada de grabar todos los discos de los Beatles (A Steve Jobs y Steve Wozniak les gustaba mucho esta banda). La explicación puede ser aún más prosaica, ya que sólo sería una forma de posicionarse en el mercado, puesto que Apple va alfabéticamente por delante de Atari (la anterior compañía en la que trabajó Jobs).

Y una vez decidido el nombre, había que dotar a la empresa de un logotipo. El primero de ellos se encargó a Ronald Wayne en 1976 y consistía en una imagen de Newton debajo del famoso árbol instantes antes de que le cayera la manzana en la cabeza. Debajo de él se podía leer el texto " Newton... A Mind Forever Voyaging Through Strange Seas of Thought... Alone" (Traducción: Newton, una mente viajando por siempre a través de los extraños mares del pensamiento... En soledad). El logotipo era un desastre, ya que apenas se veía la manzana, casi tampoco se ve el nombre de " Apple Computer " y era imposible reducirlo de tamaño sin que el resultado fuera una borrosa mancha negra y blanca. Aun así, a Wayne le pagaron 800 dólares en acciones, que poco después vendió por 1.200 (hoy día esas acciones valdrían 35.000 millones de dólares).

Poco después se encargó un nuevo logotipo al diseñador Rob Janoff, quien presentó el diseño que todos conocemos (el mordisco lo añadió para que el dibujo se identificara más con una manzana que con un tomate, por ejemplo). Eso sí, el diseño en principio era monocromático, pero Jobs insistió en darle color y Janoff le pintó las 6 bandas de colores que durante mucho tiempo lo adornaron (A finales de los 90 se cambió nuevamente por un diseño monocromático). Tanto los creadores de Apple como Janoff han desmentido en repetidas ocasiones que nada de ésto se deba a Turing. Incluso Janoff ha tenido que salir al paso de otros que dicen que los colores del arcoíris de su diseño tuvieran algo que ver con la conocida bandera del movimiento que lucha por los derechos de los homosexuales. Es más, dicha bandera se diseñó años después del logotipo de Janoff, así que éste no podía tenerla en mente.

Así que ya saben: no se crean todo lo que sale en internet, desconfíen de esos mensajes virales que reciben en su aplicación de mensajería instantánea y mantengan una sana distancia con los memes. Y sobre todo, traten de confirmar la información en varias fuentes; será más difícil que sean engañados. En próximos artículos desmentiremos más bulos.


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