Todavía hoy, y creo que todos los días de mi vida, recuerdo la primera noche de mi pequeño estanjanito, mi instinto después de unas cuatro horas de mamá oficial, me pidió que esa noche estanjanito no durmiese en la cunita del hospital; el cuerpo, el alma o lo que sea, me hizo coger a mi niño y ponerlo encima de mi para dormir esa noche juntitos.
En casa empezó durmiendo en el moisés, al lado de mamá, a los ocho meses le pasamos a la cuna y habitación suyas, pero poco duró, el necesitarme y el que yo le necesitase, el que ayudase a la lactancia materna y el estar tranquilos con ello, nos llevó a que estanjanito empezó oficialmente con el colecho (aunque por aquel entonces no sabía ni qué era, fue el instinto), y hemos pasado por epocas en las que se ha dormido en su cama, luego al despertarse a media noche le metemos en la nuestra, épocas en las que ha dormido casi toda la noche en su cama, otras en las que ha estado en la nuestra.
Y estanjanito es un niño querido, amado, seguro de sí mismo, listo y sano. No tiene ningun problema (aunque tenga una madre con problemas psicopatologicos según estivill) Y somos felices, mucho.
Esta mañana me desperté, abrí los ojos y ahí estaban mis dos amores, sin movernos, ahí les veía y me hacía muy feliz.
Recordad, Día mundial por un sueño feliz (y usad el hastag #desmontandoaEstivill para evitar que algunos niños sufran problemas en el futuro)
Fuente: La orquídea dichosa, ahora mamá