En el marco de los acontecimientos que suceden en nuestros días es destacable uno: la desorientación generalizada de la gente con respecto a la política (y también los que la rodean). Se desconocen tanto los problemas existentes y sus raíces profundas como las repercusiones que las decisiones de los organismos políticos actuales generarán. También hay una desorientación brutal de tipo ideológica, sobre todo en el marco de la “socialdemocracia realmente existente” -PSOE-, que al mismo tiempo ni es socialdemócrata en sentido clásico -Lenin se definió así durante mucho tiempo- ni son muchos dentro de la anterior que entren en el filtro de la definición actual del concepto -hacer reformas para mejorar el nivel de vida de la sociedad-.
Tratando el tema de la derecha y a las bases que tradicionalmente la siguen mejor no hablar. Esta claro que por un lado, a su elite, interesan los problemas sociales que suceden, sobre todo el paro, ya que abarata el precio del trabajo de facto y junto a las reformas actuales que lo abaratan legalmente hacen un pastel impecable para sus negocios, esta capa social se encuentra cómoda y satisfecha. No menos contentas están las elites empresariales de la “socialdemocracia realmente existente”, aunque esta depende de que no haya un descontento generalizado para ostentar también al poder político y no solo el económico, al mismo tiempo están necesitados del miedo a reformas derechistas aún más duras para seguir coaccionando a los votantes para su reelección. Esta claro que el análisis político de los hechos por parte de su electorado no interesa a los varones de esta agrupación en tanto en cuanto no adquieran un gusto repentino por el suicidio político colectivo. Estamos ante una izquierda institucionalizada cuyos dirigentes maltratan al pueblo tanto como la derecha, haciendo las mismas políticas que esta, pero con el colchón de que la gente y las organizaciones sindicales están menos alerta para repeler sus agresiones(1).
A mí y creo que a ustedes también -sino lo siento mucho- nos interesa más hablar del sector del PSOE que descontento y consciente de las medidas que el gobierno de ZP está aplicando se muestra disgustado y le gustaría ver como el PSOE vuelve a ser ese “por el que el/ella lucho”. Ante estas expresiones de angustia victimista y sin proposiciones me gustaría hacer un pequeño apunte: solo pueden ser, por una parte, causa de una postura totalmente propagandística para limpiar la imagen de un partido totalmente derechizado en sus acciones desde años y que cínicamente ha sido tolerado por dichos militantes girando la cabeza hacia otro lado o un ignorancia (o inocencia) que raya lo desesperante. Lo siento pero es así, no me corto lo más mínimo, el pensar que el Partido Socialista Obrero Español desde la transición ha sido un partido de izquierdas después de ver lo que hemos visto me parece una postura ignorante -sin desprestigiar con esta generalización las bolsas izquierdistas de la organización. En general se asume lo negativo de las decisiones del gobierno para no apartarse del parecer de la mayoría de la población y de esta manera poder hablar a los mismos en su momento tras un supuesto “cambio” en el partido, como en Andalucía quieren hacernos creer con la jefatura de Griñan en la Junta de Andalucía. Porque ya me dirán ustedes, aceptar que Griñán es un cambio de los años de Chaves es cuanto menos malintencionado, en lo único que se diferencian estos dos es en que Chaves tiene más familiares trabajando en cargos y subcontratas de la Junta, ya que tanto Griñan como Chaves tienen el mismo programa, las mismas bases y los mismos apoyos dentro del PSOE de Andalucía. Y no importa lo que Grińan diga sobre su mandato ya que lo que importarán serán sus decisiones(2).
Una postura que sería creíble, aunque quizás imposible de realizar, sería oponerse a la política que el PSOE está llevando a cabo llamando a votar a otras formaciones mientras las acciones del partido no se dirijan hacía la izquierda -¡que hito histórico sería este!- y haciendo verdadera oposición interna. En vez de eso se está a la espera de un candidato iluminado como en su momento fue Zapatero para mostrarse un neo-converso hacía la causa del partido y “volver” a creer en su proyecto. Todo esto sin, por supuesto, hacer una crítica de la anterior etapa derechista del partido como fue la de Gónzalez y ahora la de Zapatero.
La cantidad de prebendas que intenta vendernos este grupo son amplias, desde la resignación a la “dictadura de los mercados” hasta decir que Zapatero está mal aconsejado, todo intentando que su partido que es cómplice y mano ejecutora de las políticas de esta misma dictadura del capital resulte lo menos dañado posible por ejecutar con mano de acero sus órdenes. Por supuesto que los mercados tienen gran poder, pero un presidente en absoluto está obligado a hacer lo que quieren. Nadie se cree que los grandes grupos empresariales que apoyan al Partido Socialista Obrero Español no han presionado para que se tomen estas decisiones.
Yo quiero lanzar un mensaje a este sector descontento desde mi humilde página: si es cierto que estáis a favor de políticas favorables a la mayoría de la población dejad esa postura cobarde y haced lo que debéis, rebelión electoral contra el partido socialista (no votando al PP tampoco, por supuesto) y apoyad los movimientos contra sus últimas decisiones, por ejemplo la huelga general del 29 de Septiembre. En caso contrario no esperen amistad de las organizaciones de izquierda que se creen al amparo de las siguientes movilizaciones, que se crearán o las actuales saldrán reforzadas.
La izquierda nos necesita, que esta ideología sobreviva es un problema de todos.
- Aquí me basta y me sobra el ejemplo de la aplicación de la LOU. El actual presidente del gobierno, el señor Zapatero, se oponía a esta reforma educativa al amparo del poderoso movimiento estudiantil que se articuló en contra de esta reforma aceptando que la LOU daba pie a la privatización universitaria. Una vez elegido presidente hizo un giro en su posición aceptando la medida tras maquillar algunos artículos de la reforma que no cambiaban el contenido de la misma, siendo un brazo ejecutor de esta norma peor aún que el anterior por lo desleal de la acción.
- “Un príncipe de estos tiempos, a quien no es oportuno nombrar, jamás predica otra cosa que concordia y buena fe; y es enemigo acérrimo de ambas, ya que, si las hubiese observado, habría perdido más de una vez la fama y las tierras.” Nicolás Maquiavelo, El Principe, Cap. XVIII