No resulta fácil decir adiós... Hoy, último dia del año, ha sido tambien el último día en la tierra de Marcel. Tenía solo 8 años. No he conocido en toda mi vida alguien tan luchador, tan entero delante del padecimiento físico y psíquico. Su enfermedad se esfumó tras el trasplante de médula, pero no las múltiples complicaciones que derivaron de éste. Ha sobrevivido casi tres años a la operación, después de una lucha intensa, sin cuartel, junto a su padre -primo de Daniel-, su madre y su hermano mellizo, Andreu.Su llegada a nuestras vidas, hoy estoy más convencida que nunca, no fue nada casual. Marcel vino de
Perú para buscar curación en Barcelona. Nos encontró a nosotros y nosotros a él. Le acompañamos a él y a su familia, que es un poco también nuestra, en lo que pudimos o supimos. Se que para cada uno de nosotros, Marcel ha sido un alma trasnformadora, capaz de entrar en nuestros corazones y cambiarlos para siempre.
Una no puede dejar de preguntarse "para qué" en momentos como éste. La partida de un niño es demasiado dolorosa y no podemos entenderla con la razón. Desde que soy madre, siento especialmente el dolor de las otras madres delante del padecimiento de sus hijos. ¿Qué sentido darle a algo semejante?
No tengo respuesta. Sólo puedo encontrar algo de luz en el cobijo del corazón... Nada ha sido igual para muchas personas que conocieron a Marcel, incluída yo misma, desde que tocó nuestros corazones. Quizás en esa brecha de entendimiento pueda encontrar un sentido a tanta lucha.
Este año ha sido un año intenso, de vivencias transformadoras... De duelo, de despedidas. De aprendizaje no siempre fácil. De desprendimiento... De semillas esparcidas con la esperanza de ver la luz algún dia. Para mi, un año 9 con todas las de la ley.
Leo "El poder del corazón", de Batiste de Pape (Ediciones Urano) libro que ha llegado "causalmente" a mi, una vez más, gracias a la gentileza de Íciar Piera. Esta lectura está resultando una auténtica "vitamina para el alma" y como siempre llega en el momento adecuado.
Os querré hablar de ésta y de otras cosas en clave de esperanza, en este nuevo año que comienza. Ojalá las semillas caigan en buena tierra y enraicen en la Vida.
Gracias, Marcel, por el regalo que trajiste a nuestras vidas. Ahora y siempre. Descansa en la Luz y el Amor.