Revista Informática

Despedido por un clic me gusta en facebook

Publicado el 12 agosto 2012 por Yoker1

En efecto, con este simple clic había dado su apoyo a un candidato que se oponía a su jefe actual. Por cuenta de este pequeño movimiento del mouse fue despedido de inmediato.
Carter acudió a la justicia norteamericana. Alegó que la Constitución protegía su libertad de expresión y que, en consecuencia, el despido era injustificado
En primera instancia Carter perdió. Un juez dijo que hundir el botón de “me gusta” no es propiamente una frase, una expresión articulada de un pensamiento y que, por tanto, no merece protección constitucional. El asunto ahora está en revisión en una Corte superior y ha emergido como un debate de inmensas proporciones.
 La propia Facebook ha intervenido ante la Corte, acompañada de la Unión Americana de Libertades Civiles. Sostienen que ese gesto, ese ligero movimiento del dedo, contiene claramente una opinión, asimilable al botón en la camisa con la foto de un candidato o la calcomanía electoral en el parachoques de un carro. No importa que no haya hundido varias teclas para construir una frase.
El asunto no se detiene allí. En otro caso, el Cuerpo de Marina anunció que despedirá a un sargento que atacó al presidente Obama en su Facebook. La discusión terminará extendiéndose al Twitter y a la inmensa variedad de canales tecnológicos de comunicación actual.
Varias asociaciones han manifestado preocupación por el fallo inicial. Si la decisión se mantiene, ¿qué podrá decirse de aquel que simplemente retuitea expresiones ajenas que recibe en su cuenta? También aquí basta con hundir un ícono. ¿Es esta una frase articulada, aunque ajena, protegida por la Constitución?
Con carácter más general, hay que decir que ha surgido aquí un tema nuevo sobre el cual es necesario decantar estándares claros. La realidad es que la tecnología en el terreno de las comunicaciones nos ha invadido. Como en otras circunstancias históricas, el avance científico ha sobrepasado el avance del derecho, lo ha tomado por sorpresa. Aún no hay respuestas completas, pero debemos lograrlas.
 Para muestra un botón: alguna periodista dijo aquí en Colombia, precisamente a raíz de un trino, que una expresión tan fugaz no podía dar lugar a una investigación por calumnia. El asunto es tremendamente discutible. Porque es cierto que un trino es apenas un pequeño fragmento de una idea. Es cierto que, aunque aparezca en la red, paradójicamente tiene cierto carácter de conversación personal, casi íntima.
Equivale al viejo chismorreo. Pero mirado el asunto desde el otro lado, la persona afectada dirá que se ha mancillado su honra y que de todos modos la expresión, fragmentaria y todo, no sólo es comprensible, no sólo implica un ataque, sino que ha quedado flotando en esa vitrina inagotable de las comunicaciones contemporáneas.
En los días por venir vamos a ver el nacimiento de un nuevo capítulo de la ciencia jurídica. Es un apasionante privilegio


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