La última, aunque seguro que habrá más. Basta levantarse y leer, escuchar o ver los medios de comunicación y te das cuenta de que estos peperos son capaces de superarse aunque alguien piense que habían llegado al techo.
Y es que seguramente no somos capaces de creer que ciertas cosas puedan suceder, por mucho que sepamos que esta gente no tiene límite. Ahora resulta que te despiden improcedentemente y cotizarás una parte de tu indemnización.
O sea, te despiden, te dejan en paro a la fuerza, te destrozan la vida, te dan una indemnización legal que ha sido muy rebajada con la reforma laboral última, te dan un subsidio de paro muy inferior al sueldo que recibías, por un tiempo determinado, y tienes que dar gracias al gobierno y además pagar impuestos por esa indemnización.
Y es que esta gentuza cree que te está regalando lo que te dan, como si el despido fuera una gracia, y la indemnización que te dan sirviera para hacerte millonario. Quizá convenga recordar que en este país hay seis millones de parados y que vista la historia laboral reciente, menos de la mitad de los que se quedan en paro consiguen trabajo durante el tiempo que recibes el subsidio de paro. Si lo consiguen suele ser de condiciones laborales y económicas peores. Si no lo consigues durante ese periodo puedes quedar desvalido y sin ningún ingreso, y la indemnización, supuestamente, debería servir para poder sobrevivir algún tiempo, esa indemnización que te quieren recortar.
Ahora se entiende mucho mejor uno de los fines de la reforma laboral. El ciclo se completa. Hasta ahora era: despedir barato – cobrar el paro durante un tiempo – entrar a formar parte del ejército de parados sin subvención. Ahora hay que añadir que además de despedirte, te penalizarán y pagarás impuestos de esa indemnización que recibes.
Y no nos confundamos, no hay errores, esta gente no da puntada sin hilo. Está todo previsto y esa desgraciada reforma laboral que no ha hecho sino destruir empleo y convertirse en una fábrica de parados y de trabajos precarios, servirá además –con ayuda de la denominada reforma fiscal-- para hacer caja en Hacienda, con el impuesto de las indemnización por despido improcedente.
Hay que ser miserable para haber provocado las condiciones que te dejan sin trabajo, de haberte rebajado considerablemente la indemnización por despido y ahora, además, por cobrarte impuestos por esa indemnización.
Total, un nuevo milagro, por la otra punta, o sea una nueva putada. Porque está claro que la jugada es siniestra, nefasta y mezquina, pero totalmente consciente. Se trata de nuevo de penalizar a los despedidos y conseguir más medios del impuesto de la Renta, mientras que el del Capital y el del Patrimonio van en sentido contrario. Todo menos aumentar los medios para combatir el fraude fiscal. Todo cargado a las espaldas de los trabajadores y de los parados. Y, con carácter retroactivo en una reforma que es para 2015 y 1016. ¿Hay quién lo entienda.
Sí, sin duda esta fechoría la entiende muy bien este ministro hiena –el que se ríe cuando da malas noticias a los ciudadanos—, este trilero mayor del reino capaz de cuadrar los balances del Estado con las contribuciones de los más necesitados. Montoro y los suyos son así. Y a reír, que tienen motivos…
Salud y República