Hay ocasiones en las que despedirnos de nuestros hijos cuando debemos ir a trabajar nos cuesta la misma vida. Nuestros pequeños no quieren quedarse en casa con la abuela, ni en la guardería ni con papá. Sólo quieren que estemos con ellos y se ponen a llorar cuando nos vamos. Los niños pasan por fases de "mamitis aguda" que suele aparecer alrededor de los 18-24 meses, de la que ya hemos hablado en este mismo blog. Nuestros hijos solo quieren estar con mamá y con nadie más. Y esto se agudiza cuando debemos irnos a trabajar fuera de casa. La hora de las despedidas es un momento delicado pero debe ser algo rápido, sin alargar en exceso los abrazos, los besos y las explicaciones. Debemos saber transmitir a nuestros hijos la seguridad y la tranquilidad de que se quedan en buenas manos.
¿Cómo despedirnos de nuestros hijos cuando nos vamos a trabajar?
Cuidar la despedida es muy importante y debemos saber cómo hacerlo. Estos consejos pueden ayudarnos a hacer que el momento del adiós no sea tan difícil, ni para nosotras ni para nuestros pequeños.
- Es importante que nos despidamos adecuadamente.
- Las despedidas deben transmitirles confianza y seguridad, debemos saberles trasladar que se quedan en buenas manos y que estamos seguros que estarán bien allí.
- Las despedidas deben ser cortas y cariñosas.
- Nunca nos marchemos a escondidas. Aunque parezca tentador, marcharse sin despedirse puede hacer que los niños se sientan abandonados.
- Una despedida prolongada solo sirve para reforzar la sensación del niño de que el lugar donde se queda es un lugar malo o con una persona que no le cuidará bien.
- Un ritual constante y predecible de despedida puede facilitar la situación.
- Los objetos de transición (una foto familiar, un muñeco especial o una manta favorita) también pueden ayudar a consolar a nuestros hijos.
- Además, recordemos que la mayoría de los niños están bien una vez que nosotros nos marchamos.
Al final, todo se acaba superando con grandes dosis de amor, paciencia, tolerancia y comprensión.