Revista Opinión

Despenalización del aborto

Publicado el 27 agosto 2018 por Elturco @jl_montesinos

En los últimos días se ha suscitado de nuevo el debate recurrente sobre la despenalización del aborto a raíz de la decisión del parlamento argentino de votar en contra a la propuesta de despenalización del mismo que se debatía. Incluso el nobel Mario Vargas llosa publicaba un artículo en El País defendiendo la despenalización de la práctica.

Sin embargo, tanto el escritor peruano como los detractores del aborto tienden a quedarse en la superficie del problema, aportando argumentos utilitaristas o subjetivos sin entrar en un planteamiento de fondo. Apoyar el aborto porque Stephen J. Dubner y Steven Levitt en su libro Freakocomics subrayen que existe relación de causalidad entre la despenalización del aborto en Nueva York en los años 70 y la bajada de la criminalidad en la zona 20 años más tarde es como sostener puesto que UNICEF ha determinado que en Cuba no hay desnutrición infantil severa el régimen castrista es lo más de lo más. El fin no justifica los medios y se hace por tanto necesario abordar el problema desde una perspectiva distinta.

Destaquemos primeramente que no defendemos la vida en general si condenamos el aborto. Defendemos unas vidas particulares, específicamente. Pensemos que ante una amenaza de muerte real y plausible contra nosotros o contra nuestros allegados defenderemos unas vidas en particular, nunca la del agresor. Desde un punto de vista justo y objetivo cabe la posibilidad de que acabemos con una vida si la que está en juego es la nuestra o la de nuestros allegados. Por lo tanto, no se trata de la defensa de la vida en general, si no de algunas vidas individuales. Sin que ocurra un acto de violencia previo, ¿qué vida debemos defender? No se puede determinar. Esto plantea una primera consecuencia: no es posible plantear la elección entre una vida u otra, la de la madre o la del feto, sin romper la imparcialidad del sistema.

Alegarán los pro-vida que el aborto es un acto violento contra el feto por parte de la madre y quien la ayude. No obstante, olvidan un punto fundamental. De la misma manera que no es imparcial elegir una vida u otra, tampoco lo es elegir entre vida y propiedad privada, al menos no si defendemos un sistema basado en la Libertad. No puede haber Libertad sin vida, ni vida sin propiedad privada, ni ninguna de las tres sin alguna de las otras dos. La propiedad privada es condición sine qua non para que exista la vida y ambas juntas sostienen la Libertad. No podremos sobrevivir sin que nos apropiemos de alimentos o vestidos y los integremos en nuestra propiedad primera y fundamental, nuestro propio cuerpo. Aun en los sistemas comunistas existe un resquicio de este principio o la gente muere. Si eliminamos la propiedad privada quizá podamos mantener algo de vida, pero eliminaremos sin duda la Libertad.

No puede, por tanto, un ser vivo ejercer ningún acto contra la voluntad de otro en el cuerpo de este último sin quebrantar su propiedad privada y por tanto su Libertad. Es legítimo para la madre utilizar su propiedad a su conveniencia. No cabe la interferencia entre la vida de la madre y la del feto, pero tampoco entre la vida y la propiedad de ninguno de los dos en igualdad de condiciones dentro de un sistema imparcial, lo contrario es otorgar más derechos a uno que a otro, que es lo que vienen haciendo los defensores de cualquier totalitarismo: renuncie usted a una parte de sí mismo por seguridad o cualquier otro beneficio que le proporcionaremos, con el resultado consabido. La madre es soberana sobre su cuerpo y a ella corresponde tomar libremente todas las decisiones sobre él. Cualquier injerencia normativa sobre ella rompe el principio igualdad ante la ley.

Publicada en DesdeElExilio.com


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