No me preocupa que no funcione la alarma del móvil o el despertador.
Cada día, a las ocho de la mañana ( que ahora son las siete), un vecino/a del barrio prepara un café aromático que se cuela por mi ventana y me despierta.
Dicen que el olfato sigue activo mientras duermes y el mío, detecta la señal para iniciar la rutina matinal.
No sé de dónde viene pero no puede estar lejos.
Es una parte del inicio del día, después viene el sonido de una persiana abriéndose, siempre la misma.
Y a empezar…
Buenos días!