Está comprobado que la música es básica para el desarrollo intelectual, auditivo, del lenguaje e incluso motriz de los niños. Cuando son muy pequeños la música supone un gran estímulo, les ofrece emociones positivas y les incita a moverse. Según van creciendo la música se convierte, a través de las canciones infantiles, en vínculo de unión con sus semejantes, cantan y bailan juntos, se socializan.
Pero además, gracias a la música desarrollan el lenguaje, aprendido de rimas armoniosas.
Todas estas razones hacen que la música deba formar parte de la vida de los niños desde que son pequeños. Los niños tienen una predisposición natural a los sonidos armónicos, pero pese a todo no está de más fomentar el gusto por una enseñanza que les puede ser muy útil en su desarrollo.
Cuándo empezar con la iniciación a la música
Como en todo lo mejor es empezar cuanto antes mejor. La embarazada puede ya poner música a su hijo, a partir del quinto mes de gestación el bebé es capaz de escuchar los sonidos del exterior, por lo que la madre puede elegir piezas musicales para que su bebé las oiga. Se recomienda la música clásica aunque no hay problema en elegir cualquier otro estilo siempre que sea armonioso, se ha comprobado que los bebés rechazan los sonidos más estridentes.
Esta aproximación temprana a la música será muy útil para cuando el bebé sea pequeño, suelen reconocer lo que han escuchado desde el vientre materno por lo que es una buena forma de calmarlo y relajarlo.
La música debe seguir presente en la vida del niño, los padres pueden escoger un momento determinado del día y utilizar la música, puede ser después del baño o antes de dormir. Pero no solo se debe utilizar como elemento relajante, con música más animada se pueden llevar a cabo juegos musicales, sin olvidar las canciones infantiles que cantan los padres y que son ser las preferidas por los niños por la interacción que supone con ellos.
La música en el centro escolar
Una vez en el centro escolar los educadores se encargan de que la música esté muy presente en todo el programa de actividades, pero si aun así el niño no parece demasiado interesado podemos intentar motivarle con actividades extra. Una opción es comprar instrumentos musicales de juguete y practicar con el niño, realizará de buen grado la actividad solo por estar un rato con nosotros. Otra opción es ayudarle a fabricar sus propios instrumentos, se divertirá durante el proceso y después le gustará practicar.
Más alternativas para que se sienta atraído por la música contemplan llevar al niño a espectáculos o representaciones donde la música tenga un papel importante, siempre de acuerdo a su edad. También podemos hacer que acuda a un centro especializado. Hay centros musicales que aceptan a niños desde los 3 años, en esta etapa se incide sobretodo en la aproximación a la música de una forma lúdica y divertida, si el niño siente interés podrá ir profundizando en el lenguaje musical y la práctica con instrumentos.