Revista Cultura y Ocio

Despiértame para verte morir, de Miguel Aguerralde

Publicado el 23 enero 2014 por Xula

Despiértame para verte morir, de Miguel AguerraldeDespiértame para verte morirMiguel Aguerralde ISBN: 978-84-15623-27-4Formato: Digital Editorial: Ediciones Tagus
Richie Santoro terminó sus días en la silla eléctrica jurando venganza contra el abogado que logró su condena. Todos decían que lo que había hecho a esa niña no tenía perdón de Dios. Han pasado dos años y el entonces abogado Marcus Crane ha dejado de ejercer. Vive atormentado por la crueldad y la inmundicia con la que tuvo que lidiar al hacerse cargo del caso Santoro.   Ahora que se cumple la efeméride una ola de crímenes parece cebarse con los amigos y allegados de Crane, obligado a contemplar las imágenes de cada uno de los asesinatos. Asesinatos que llevan la extraña marca de un viejo conocido... Nunca debió aceptar ese caso. Nunca debió llegar a la obsesión. 
Es increíble que me considere seguidora de Miguel Aguerralde y que esta sea solamente la segunda novela suya que leo. Aunque claro, también habría que incluir casi todas las antologías en las que ha participado, que no son pocas. Pero tras leer Nocturno (aun pendiente de reseña), ya sabía que por mucho que se dedicara al terror, la novela negra era lo suyo.
Porque Despiértame para verte morir es muy negra. Y tan desgarradora como su titulo. Como os comentaba aquel viernes, ya en los primeros párrafos descubrimos el horror de un asesinato y la locura de su autor (el del crimen, no el de la novela). Y es precisamente con el desagrado que provoca esa sangre y esa ira con lo que juega para producir en el lector la misma desazón que siente el protagonista.
Marcus Crane es el (ex)fiscal que llevó el caso, y se ha retirado de su profesión 24 horas después de la condena. No me extraña, la verdad, porque lo que tuvo que ver y oír debió ser terrible. Así que no me sorprenden las pesadillas y alucinaciones que tiene desde entonces.
Pero en esta novela no solo se ahonda en la psicología humana y criminal, sino que también aporta mucha acción. Porque para llegar apenas a las 250 páginas, muere mucha gente. Pero mucha. Quizá por eso apenas me ha durado un día completo, o puede que fueran los capítulos cortos o la narración tan directa. El caso es que me la he bebido de dos tragos, casi sin darme cuenta.
Otro de los aspectos que me parece que hacen su ritmo tan trepidante es la casi ausencia de descripciones. No es que sea un texto plano, y de hecho acabo de deciros que entra en muchos detalles de los asesinatos, sino que se ve todo en el momento a través de los ojos del protagonista. Si él no le pone interés, en realidad a nosotros tampoco nos importa. Y tal vez eso haga que empaticemos tanto con Crane a lo largo de las páginas.
¿Y la angustia? ¿Cómo nos trasmite eso? Pues con la lluvia. Porque sinceramente, creo que no deja de llover casi ni un minuto en toda la novela, haciéndola oscura y opresiva, haciéndonos sentir precisamente eso.
Quizá podría criticársele el haberse centrado tanto en la piscología del personaje que se ha olvidado de la ambientación. Porque no estamos en ningún sitio concreto, excepto que sabemos que es Estados Unidos, en un estado que tiene pena de muerte. Y eso es todo… El pueblo lo he buscado en Google pero no parece existir, y no nos da demasiadas pistas, que por otro lado tampoco importan. Que estamos hablando de una novela muy corta, y eso es lo que hay.
Para darle un aire de película clásica (que tanto le han inspirado, como nos cuenta en el prologo) ha querido llevarnos unos años al pasado, hasta 1998-2000. Quizá la intención sea eliminar la tecnología de la ecuación que parece que lo hace todo demasiado fácil. Pero de ahí a no poder localizar a alguien porque no está en casa… ¿No había móviles ya en el 2000? Sobre todo en ese país, donde siempre han ido por delante en costumbres.
Pijadas aparte, así sin darnos cuenta llegamos al final. Eses final que ha traído de cabeza a casi todos los lectores. Unos porque en el fondo lo veíamos venir. Los otros porque hay que interpretar, y aunque a mí me parece que no tiene más que una solución posible, eso siempre produce choques. Vaaaale… Admito que podría haber explicado un poco más y responde a algún porqué de los que nos vienen a la cabeza. Pero también os digo que la línea entre quedar como un señor y cagarla, puede ser tan delgada como lo que ocupe un capitulo. Y es más que probable que en esta historia el riesgo sea demasiado elevado.
Yo personalmente he disfrutado mucho, a pesar de encontrarme con un final que ya me suponía. Pero el transcurso hasta él fue muy agradable y por eso os la recomiendo sin dudarlo. Además, ahora han subido varios puestos en mis lista Ultima parada: Casa de muñecas y Caminarán sobre la tierra.

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