Revista Cultura y Ocio

despintar.

Publicado el 29 julio 2014 por Catadora De Sabores @hoynoteacostara
despintar.
A veces me pregunto qué ocurriría si me saltara todas las normas y decidiera como Cupido quedarme dormida. 

Lo más cursioso de todo es que nadie le puede echar nada en cara, porque tras años de duro trabajo entre vagones de tren, en las intersecciones de calles transitadas, en el viento que agita un paraguas; en la "casualidad" que le gusta llamar a los mortales, su trabajo ha quedado reducido a nada. Sus flechas aún haciendo efecto, y clavadas en la diana, no provocan nada más que pesar entre sus receptores. La valentía con que antes se enfrentaban los enamorados al amor, compitiendo contra molinos gigantes, matando a grandes dragones, luchando contra su propia familia; ha quedado reducida a un juego carnal, en el que cuando aparece el enamoramiento, uno de los dos intenta escapar por la puerta de atrás.
Mientras que el cobarde, huye impulsado por cada uno de sus miedos, los cuales como perros, alejan al amado de los brazos de su amante olisqueando el rastro de otra posible presa; el valiente, desprovisto de cualquier tipo de escudo, ropa o protección; se entrega sin medida a los brazos de quién con garrote en mano, avanza sin retorno hacia ninguna parte. El cual tras encontrarse desnudo, hundido y humillado ante quien consideraba el amor de su vida, se transforma sin quererlo, en un malvado guerrero huyendo sin gesticular, mirando a los ojos el dolor de quien se alejan, pero sin sentir absolutamente nada, del mismo modo que hicieron con él.
En este juego en el que todos nos hemos visto envueltos en algún momento, van desapareciendo Venus y regenerando Adonis, quienes cuando se encuentran comienzan a luchar entre sí, en duelos de los que muchos salen gravemente heridos.
Normal que haya colgado su arco y sus flechas Cupido.
Demasiada sangre para tan poco corazón.
Cuando el trabajo no es reconocido, cuando el trabajo es ninguneado o cuando el trabajo no trae frutos, mejor dejar de hacerlo.
Al fin y al cabo, el suyo, era y será un puesto para toda la vida y no sentirte útil en tu ámbito laboral quema a cualquiera.


Reto, despintando a Tiziano.
Club de las malas costumbres.


 

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