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Despojos (2012), de rachel cusk. sobre el matrimonio y la separación.

Publicado el 13 octubre 2024 por Miguelmalaga
DESPOJOS (2012), DE RACHEL CUSK. SOBRE EL MATRIMONIO Y LA SEPARACIÓN.Un divorcio es una de las experiencias más estresantes que puede vivir una persona. En muchas ocasiones, donde había amor, a veces intenso, solo queda resentimiento, incluso odio. Un proyecto en común se ha hecho pedazos y cada una de las partes que lo conformaban ha de reconstruirse mientras intenta llegar a un acuerdo con su expareja, que puede mantener una posición hostil hacia el mismo. Rachel Cusk habla con singular crudeza sobre su propia experiencia. Intentó con su pareja establecer una relación en la que se invirtieran los papeles tradicionales de género, ella trabajando y él en casa, limpiando y cuidando de las niñas. Parece ser que algo dentro de ella, según cuenta, se rebelaba contra esta situación, entre otras cosas porque ella terminaba asumiendo su rol tradicional cuando volvía a casa. Al final todo estalla de la manera más cruel. Su definición de matrimonio, como orden, queda lastrada:

"El matrimonio es un modo de manifestación. Absorbe el desorden y lo manifiesta como orden. Reúne cosas distintas y las convierte en una sola. Recibe caos, diversidad y confusión y los convierte en forma."

Así pues, Despojos, se convierte en la crónica descarnada de un sufrimiento íntimo que se materializa también frente a los demás, puesto que su situación frente a las amistades y el resto de las parejas conocidas se ha deteriorado. Además, están las dos niñas, seres inocentes que no comprenden la nueva situación e intentan tímidamente reconciliar a sus padres y que todo vuelva a ser lo que era. Mientras tanto la narradora experimenta una situación psicológica extraña, una especie de expulsión del universo femenino que ya iba notando dentro de su matrimonio. Y eso convierte su ira en algo absolutamente irracional, pues acaba identificándose con el personaje mitológico de Clitemnestra, que mató a su marido Agamenón a su vuelta de la guerra de Troya. 

Al final la protagonista no tiene más remedio que conocer a otros hombres, pero lo hace de manera apática, sin ilusión. Parece como si algo muy básico dentro de ella se hubiera roto y fuera incapaz de recomponerlo: odia el matrimonio, pero también sufre intensamente su soledad y su lo que considera un fracaso vital, aunque el libro acaba con una esperanza de recomposición, una vuelta a sentirse viva. Resulta curioso que el último capítulo se escriba desde el punto de vista de un ser aún más desgraciado que ella y que esta muchacha sea capaz también de encontrar su camino frente a un pasado violento y trágico.


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