Otra vez igual, como siempre, el mismo presidente el, “señor” Amado, cargándose el solito la tarde, en realidad se ha cargado la feria entera.
Todo ha empezado cuando tras una faena de figurón del toreo de El Juli, la que hizo al cuarto, concedió la vuelta al ruedo al toro. No sabemos que vio, pero voy a contar lo que vimos los demás.
Ese cuarto, no recuerdo si llevaba el hierro de Garcigrande o de Domingo Hernández, fue un toro gazapón, que no paraba, reservón, miraba mucho tras cada tanda, de sosa e incierta embestida, el peor de la tarde en realidad. Con esas mimbres El Juli hizo un despliegue de técnica, mando y sobretodo valor, faena de figurón del toreo, sólida y rotunda, ante un toro al que solo unos pocos son capaces de sacarle premio.
Ese fue el mérito de la faena, haberla hecho a ese toro. Sin que un alma en la plaza supiese por qué, sin ninguna petición del público, pañuelo azul y vuelta al toro, demostrando el presidente su total ineptitud para el desempeño de ese cargo.
Después de que Talavante dejase ver toreo caro muy a cuenta-gotas, salió a la plaza el sexto de la tarde.
El sexto fue un gran toro, ya de salida embistiendo, este se entregó en el caballo al que incluso derribó. En banderillas galopó con mucha clase, permitió que se desmonterase Vicente Osuna. Después que se desmonterase llamada telefónica “¿qué hacemos con este toro amigo?” – “pues Amado ha puesto el nivel, a ver quien no indulta a este ahora” . Y mi visionario amigo tenía razón, “Pasmoso” de nombre no se cansaba de embestir con clase, si bien es cierto que en otras manos quizás lo hubiésemos visto mejor, López Simón no le obligó nunca por abajo y me queda la duda si hubiese aguantado igual entrando más humillado.
Con un toro así de completo y tras la vuelta al cuarto, ¿cómo no iba a pedir la plaza el indulto?, pues se pidió, se dio y ¡bendito sea Dios!, ¡la Tauromaquia! y ¡la polémica en los toros!. Había 10.000 personas en pié emocionados.