Despropósitos

“El castellano es la lengua vehicular de la enseñanza en todo el Estado y las lenguas cooficiales lo serán también en las respectivas comunidades autónomas, de acuerdo con sus estatutos“.

Que el denostado Wert sea noticia porque en la LOMCE se contempla el derecho a estudiar español en España, da idea de la locura secesionista de los aldeanismos independentistas que pululan por parte de este país, sobre todo en el noreste, donde el Sr. Mas se preocupa más en distraer la atención con una consulta ilegal, que en aclarar porqué durante años Cataluña vivió bajo la dinastía de los Pujol, que manejaban cuentas suizas con el mismo desparpajo que pedían más dinero al “Madrit” que decían odiar.

En fin, uno piensa que con inglés y español se va a muchos sitios y que el catalán, hermosa lengua romance, no alcanza para llegar mucho más allá de Granollers; de hecho, los líderes de distintas formaciones políticas en esta región, educan a sus hijos en estas dos lenguas, e incluso el alemán, pero se cuidan mucho de que el idioma “vehicular” sea el catalán que reservan para sus gobernados. Todavía se publicó en ciertos medios que esta propuesta era un regreso a tiempos anteriores a la democracia, lo que da más idea todavía de la absurda deriva secesionista que se pela más por no ser español que por la defensa de su propia idiosincrasia. La realidad social es que el castellano está apartado en Cataluña hasta el extremo de que los chiquillos son incapaces de expresarse en un español medianamente correcto, y en el contexto de un informe PISA sobre la educación española profundamente decepcionante. La preocupación de nuestros dirigentes debería centrarse más en defender la cultura del esfuerzo y el sacrificio que en luchas bizantinas sobre el derecho a estudiar español en España, algo que parece absurdo, pero que en esta sinrazón que nos invade a todos, aparece entre los principales temas de debate.