Lo he borrado. Llevaba como dos horas escribiendo y he borrado todas esas letras así de un plumazo, del mismo modo en que minutos antes las había plasmado en mi papel. Después de tanto criticarlos, acabo de actuar como nuestros políticos: borro lo que escribo, lo que digo, lo que me ha ayudado a triunfar. Y aunque suelo repetírmelo bastante a menudo con el firme objetivo de no caer en la tentación, he vuelto a hacerlo: sigo empezando por el final. Pero, ya todos sabemos que la tentación ha demostrado en su carrera de joder vidas ser lo suficientemente poderosa como para reírse de todos nosotros y de todos vosotros en tiempos revueltos…