Comentaba Duran i Lleida después de hablar con el Presidente Zapatero, ‘reconozco que la situación es gravísima’ pero bueno qué se había creído hasta hoy. Vaya desilusión me llevo, le tenía por una persona sensata e inteligente y uno de los políticos españoles mejor preparados, y sale ahora con el descubrimiento de que la situación es gravísima. Para algunos tenía ese calificativo desde hace más de un año, ¿cómo es posible que para ningún político la tuviera?.
Pero si Durán hace ese comentario, el resto es que ni siquiera reconoce la situación, todo queda reducido a una crisis pasajera, en la que quitando a Zapatero y poniendo a Rajoy quedará arreglada. Otros dirán que, simplemente ocurre porque las políticas del PSOE han sido neoliberales y nos han conducido hasta aquí por tanto quedará arreglado aplicando políticas de izquierdas…
Pues claro que tenemos pocas posibilidades de aplicar políticas nacionales, las que había deberían haber sido aplicadas antes, las actuales solo girarán en torno a mayores recortes y ajustes. La mayoría de políticas efectivas deberían aplicarse desde la eurozona, por lo menos. La economía española es frágil ante estas avalanchas y sin duda tiene necesidad de medidas particulares, unilaterales, es una de las derivadas de la crisis. Pero no es menos cierto que hay otros componentes globales, la crisis financiera internacional y un aspecto particular de la misma, en este caso la batalla del euro, que necesita de medidas globales de la eurozona, urgentes y centralizadas.
Cuando la especulación mundial se lanza contra EEUU o el Reino Unido, sus bancos centrales responden enérgica e inmediatamente inyectando el dinero necesario en la forma conveniente para mantener la batalla y acabar con los especuladores. Lo cual queda muy lejos de aplicar medidas centralizadas desde la eurozona; por ejemplo una acción coordinada e inmediata, el BCE debería comprar ahora masiva y urgentemente deuda nacional, al igual que deberían emitirse bonos globales de la eurozona para financiar a cada país, al margen de los bonos nacionales, lo cual llevará a una mayor unidad política y económica.
Las pasadas intervenciones europeas lo fueron en entornos del 7% de rentabilidad en los bonos a 10 años de los afectados, Italia y España ahora están pagando rentabilidades superiores al 6% a 10 años, Italia con mayores necesidades de refinanciación a corto próximamente, con el doble de deuda sobre PIB 120%, pero menor déficit, mayor capacidad tecnológica, industrial y exportadora, mayor capacidad de ahorro interno y un sistema financiero aparentemente menos comprometido en aventuras externas o inmobiliarias y tan tocado como el español.
Y el temor a una nueva y profunda recesión aparece en el horizonte, por las políticas europeas de contención de gasto y el frenazo de EEUU, lo cual nos lleva a un escenario peor que el actual, sin crecimiento no habrá posibilidad de pagar.