Desde luego, todos sabemos que las elecciones europeas no son las generales, ni las autonómicas ni las municipales. Hasta ahí llegamos, pero de eso a no poder extrapolar conclusiones de política general, como quieren hacernos ver los grandes partidos --los perdedores, los del bipartidismo--, va un abismo.
Recuerdo que muchos ciudadanos, también de izquierda, comentaban la inutilidad del 15-M, de que era una fuerza que no tenía ningún valor porque no estaba en las instituciones. Supongo que viendo los resultados de estas elecciones europeas difícilmente podrán seguir pensando lo mismo. El caso de Podemos, y también –aunque en menor medida— la subida de Izquierda Unida algo tienen que ver.
Bueno, pues ahí quedan los resultados: hundimiento del bipartidismo, aumento de los pequeños partidos estatales y aparición en la escena política de un nuevo partido Podemos, que de golpe y con sólo cuatro meses de vida, ha captado al 8% de los electores (más de 1,2 millones de votos). ¡Una pasada!
¿Y ahora qué? Desde luego extrapolar estos resultados a las generales o a otras elecciones, tal cual no es posible, sería un planteamiento falso, pero sin embargo nadie podrá negar que se ha iniciado una tendencia que ha hecho temblar a los dos grandes partidos y que, por mucho que el PP parezca mirar a otro lado, les hará moverse para volver a esa situación de privilegio que la alternancia política les daba, pero que ven peligrar seriamente.
Así, mientras el PSOE tiene bastante con mirarse a sí mismo, de hecho ya hay dimisiones anunciadas por Rubalcaba y por Patxi López, el PP se ha dedicado a descalificar a Podemos, y eso que no debería ser competencia suya. Pero no pueden ver a un grupo de izquierdas que se ha nutrido del 15-M, y en 48 horas les han llamado de todo, antisistemas (cuando son ellos quien se están cargando el sistema), friquis, perroflautas, indignos, comunistas retrógrados, populistas, scracheros, les han comparado con Hitler. En fin, está claro que les ha hecho pupa. Basta ver cómo han reaccionado estos tramposos, mentirosos y desvergonzados peperos.
Por cierto que el PP no ha sido el único partido que ha vertido insultos, inconsistencias y estupideces contra Podemos. Había que ver a la Sra Díez diciendo que el programa de Podemos coincide bastante con el del Frente Nacional de Le Pen. ¡Qué barbaridad! Habrá que recordar que esa patria una grande y libre por la que tanto aboga UPyD o ese amor a las concertinas que vi defender a Javier Nart (hoy, eurodiputado por ese partido) o ese cariño que tienen para defender que ETA sigue siendo ETA hoy y que hay que aumentar las penas a los terroristas aunque sea en contra de lo que ha sentenciado el tribunal de Estrasburgo, estas cuestiones sí que están más cercas del pensamiento fascista.
Pues bien habría que recordarles aquella frase de D. Quijote: ladran luego cabalgamos. Y es que con estas reacciones tan esperpénticas de cirios y troyanos cada vez me acercan más a Podemos, por el que tengo el máximo respeto y con el que debemos confluir para poder combatir a los grandes.
En fin deberemos prepararnos para ver cómo reaccionarán PP y PSOE para tratar de recuperar ese bipartidismo, que les ha permitido gobernar con desparpajo y mirándose en su espejo.
Desde luego, ya se hablaba antes, pero visto lo ocurrido, estoy convencido de que cada vez está más cerca ese gran pacto de gobierno entre el PSOE y el PP, convirtiendo el bipartidismo en un monopartidismo (lo que ya casi ha sido). Saben que con resultados similares en unas generales tendrían muchas dificultades para gobernar, por lo que este pacto podría ser su solución. El miedo a la izquierda verdadera, y a verse amenazados por ellos, puede hacer que busquen excusas para gobernar juntos y poder dominar el cotarro durante más tiempo.
Mientras, en la izquierda real –a la izquierda del PSOE— hay que trabajar para que de una vez por todas, se puedan unir los distintos partidos y conseguir una alternativa fuerte y capaz de gobernar este país. Izquierda Unida ha de abrirse más a la sociedad –uno de sus grandes errores, a mi entender, ha sido el miedo a propiciar unas primarias abiertas—, y Podemos debe demostrar su eficacia en las instituciones.
No podemos perder más tiempo, ya está bien de palabrerías, de buenas intenciones, hay que actuar. Hasta ahora se ha hablado de refundación, de unir izquierdas, de sumar fuerzas, pero con la boca pequeña. Hay que dejarse el pellejo en ello, es prioritario. Y para ellos es necesario humildad y generosidad por todas las partes, cosa que seguramente ha faltado hasta ahora y que nos ha llevado a una situación donde nuestra fuerza ha aumentado pero es todavía insuficiente.
Porque seis escaños de IU más cinco de Podemos sumados a los demás grupos de izquierda, con resultados menores, podrían haber dado, fácilmente 13 ó 14 eurodiputados.
La cuestión ha empezado bien. Es un buen síntoma que los partidos de izquierda que han salido beneficiados en estas elecciones hayan declarado en sus primeras intervenciones que es necesario esta unidad. Ahora hay que trabajarla. Esa es su obligación si de verdad queremos amenazar a este bipartidismo que cuenta con muchos recursos y altavoces.
Hoy el PSOE tiene que quedar excluido del pacto de izquierdas, por sus actuaciones políticas, aunque seguramente muchos de sus militantes compartan la unidad de la izquierda. Sólo si los socialistas son capaces de demostrar una verdadera acción de izquierda y en base a un programa de izquierda real podría comenzar a formarse una izquierda más amplia.
En resumen, hay que unirse y para ello, no me importa repetirlo, es necesario generosidad y humildad, algo que estoy convencido ha faltado en intentos anteriores. Y no podemos perder esta oportunidad, si no volverán los de siempre y eso ya sabemos a dónde nos lleva.
Salud y República