Revista Opinión

Después de las europeas: qué es Europa

Publicado el 04 junio 2014 por Gsnotaftershave @GSnotaftershave

 

Nancy Fraser y Michel Wieviorka / CCCB

Nancy Frase y Michel Wieviorka / CCCB

Las últimas elecciones europeas convierten en certezas varias sospechas: la ciudadanía está hasta el moño de los partidos de siempre y la crisis política es más grande que la económica. No sólo por la altísima abstención (casi el 57%) sino por el ascenso estelar de la extrema derecha y los euroescépticos. Pero eso ya lo sabéis. El problema de fondo es que se nos ha olvidado quiénes somos.

 

“La redistribución de la riqueza es insuficiente”, dice Michel Wieviorka, sociólogo y director del Colegio de Estudios Mundiales. Empieza así su intervención en una conferencia sobre La idea de Europa en el Centro de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB). Le acompaña Nancy Fraser, politóloga y profesora en la New School University de Nueva York. Es difícil saber si es Europa o la presencia de Fraser, pero la sala está llena. Y eso que el rey había anunciado esa mañana que abdicaba.

Esa primera frase de Wieviorka recuerda que, aunque no nos lo parezca, la UE no es un proyecto económico, sino moral. No se creó para construir una economía fuerte, o un mercado único: el propósito de la UE era la paz. En ese sentido hay que saltar de la alegría, porque hace 69 años que no nos pegamos, pero el problema es que “la UE está desconectada de aquellos valores”, cree Wieviorka. Y si no es así, que venga Marine Le Pen y lo vea. Hoy hablamos de productividad económica y somos conscientes de que Europa ya no es el centro del universo. Pero si pensamos en el respeto a los derechos humanos y los situamos como escala de valor, “Europa todavía tiene mucho que enseñar”. Todavía es un modelo para el resto del planeta.

La dimensión social y la económica se han distanciado tanto que la desconexión se puede tocar con las manos. No sólo en Europa, “también en el resto del mundo”, señalará Fraser. Para ella, es todo consecuencia de la crisis del capitalismo, que ha situado al dinero por encima de todo y ha provocado que el poder se preocupe más por la producción económica que por la social. Así, los poderes públicos ya no pueden controlar a la economía. Mientras las grandes empresas son transnacionales, los gobiernos siguen anclados en el Estado-nación.

El único gobierno transnacional es la Unión Europea. Es la única organización internacional a la que los Estados ceden soberanía. La única capaz de situarse al nivel de las empresas globales y legislar en consecuencia.

Según Wieviorka, “Europa es tecnocrática y no democrática”. Y lo matiza así: “no conocemos a los eurodiputados (¡premio al que nombre a cinco eurodiputados que no sean españoles y sepa qué han estudiado!) y lo peor es que, como votamos siempre en clave nacional, no hay ningún mecanismo para que al terminar la legislatura den cuenta de lo que han hecho durante cinco años“. Si alguien en la sala ha votado a un partido por el trabajo de sus eurodiputados en la legislatura anterior o por su detallado programa europeo para entrar en la Eurocámara, que hable ahora o calle para siempre.

Europa es moral y cultural por encima de todo. Por las siguientes razones: Marie Curie nació en Polonia y recibió dos Nobel (física y química) mientras daba clase en la Universidad de París. Se nacionalizó francesa y murió en ese país. Pablo Picasso, uno de los mejores pintores de todos los tiempos, nació en Málaga pero se exilió en Francia, donde pintó Las señoritas de Aviñón o el Guernica. Su obra se encuentra en decenas de ciudades del mundo, la mayoría europeas. Audrey Hepburn nació en Bruselas y murió en Suiza. La reconocida actriz tiene la nacionalidad británica y estuvo en un campo de concentración.

Esto es Europa. No una rueda de prensa de previsiones económicas.

ESPERANZA ESCRIBANO

 


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