Algo bueno y prometedor deja por detrás cada Navidad: es cuestión de pensarlo un momento. No sólo gotas de nostalgia, añoranza o morriña.
Queda desde luego tiempo para cumplir buenos propósitos, como estos de un amigo italiano que -en plan de motivo personal para la felicitación- así me los hizo llegar el otro día:
Feliz Navidad!