Revista En Femenino

Después del cole

Por Conojosdemadre @conojosdemadre
Después del cole
Empieza el cole y ahí que van la mayoría de los niños, los míos incluídos. J ha empezado este año en infantil y L lo terminará este curso. Aunque en nuestro caso no hay (casi) resistencia por su parte veo claramente cómo les afecta la vivencia en la escuela. Y es que claro, me pongo en situación, una profesora para 18-19 niños (en otros casos el ratio es mayor), tiene que ejercer un control para dominar la situación.. y casi siempre el resultado es reprimir esas energías inmensas e imparables.. para mí lo ideal sería canalizarlas pero lo entiendo (o no).. los recursos son los que hay.
Además, si tenemos en cuenta que los más pequeños están todavía en fase de pre-socialización podemos entender que para ellos el resto de compañeros son "la competencia" y no cuesta imaginar la de situaciones que les provocarán frustración, dolor, agotamiento de tanto competir y pelear.. y encima sin mamá cerca!
Dándome cuenta de todo ésto, pongo especial cuidado en que mis hijos no tengan que reprimir nada más el resto del día. Lo bueno que tienen los niños es que no se quedan con nada que les sobre.. y aquello que se quedó atascado en el cole sale en cuanto se liberan. Y muy habitualmente sale en forma de lloros, de gritos, de peleas, de "noooo", de "tontaaa".. las emociones que se generan cuando un@ es reprimido no son de las más amigables, la verdad, y luego, cuando pueden por fin, se manifiestan abruptamente. Y los pequeños necesitan contar con la comprensión y ayuda de sus padres para librarse de lo que les oprime.
No todos los niños lo vivirán así, estoy segura, sin embargo yo si veo algo de esto en mis hijos y en muchos niños de alrededor. Los comentarios habituales de estos días me lo confirman:  "están mis hijos..", "lleva unos días más llorón..", " vaya carácter ha sacado al empezar la escuela!". Hoy en la frutería la tendera ha preguntado a una niña de unos 3 años que qué tal en el cole y su madre se ha apresurado a contestar "en la escuela muy bien.. en casa muy mal" y enseguida ha añadido que no deja de llorar y que no le de el chupachús que estaba castigada.
Me apena profundamente pensar que los niños, después del cole, no encuentren lo que necesitan, unos brazos amorosos y comprensivos, sensibles y atentos a lo que pueda estar pasando en ese pequeño cuerpecito, dispuestos a absorver y dar validez a las posibles emociones que han surgido mientras estaban "solos" "ahí fuera". Este me parece uno de esos momentos en los que pararse y atenderles con todos nuestros sentidos, esforzándonos por mirarles más allá de donde estamos acostumbrados, lidiar con nuestras propias emociones y no dejar que interfieran en nuestro acompañamiento porque ahora los que apremian son ellos. Me pongo como objetivo estos días no permitir que me alcancen las explosiones de emociones contenidas sino absorverlas y liberarlas.. y la forma que he encontrado de descargarnos tod@s es.. reír y jugar y correr y no parar de reir y llorar si hace falta y volver a reír y bailar y reír y reír y reír :D
Y es que os imagináis salir de trabajar y estar con alguién que os siga diciendo qué, cómo y cuándo sin casi tener espacio para elegir nada? los adultos salen de trabajar y tienen otras obligaciones, de acuerdo, pero en algún momento del día hacen lo que quieren, lo que les apetece.. unos van al gimnasio, otros se reunen con amigos para tomar algo, otros se tiran en el sofá a hacer nada (que está muy bién), algunos van a correr, a la piscina, a yoga, al cine, leen, pintan, cocinan, .. casi todo el mundo tiene esa actividad que le permite liberarse, el "ahora yo".
Hace un ratito cuando nos disponíamos a cenar L, que se resisitía a la voz de "a cenar", ha acabado diciendo.. "sí quiero cenar! PERO CUANDO YO QUIERA!". Mi compañero y yo nos hemos mirado al instante comprendiendo lo que pasaba.. "vale L, la cena la tienes lista para cuando quieras" y tras un suspiro que he entendido como un "gracias" ha venido a sentarse con nosotros.. y hemos tenido una cena llena de risas.
Cuánto durará la adaptación? no tengo idea.. pero si no podemos cambiar el colegio (que esa es otra lucha) tendremos que cambiar (o afinar) el entorno familiar. Y si no sabéis por dónde empezar.. REIROS!

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