Revista Opinión
La verdad es que después de un molesto y obligatorio periodo de recuperación tras una enfermedad, salgo al exterior y me quedo "perlada". Valencia, España, dos grados a las 8 A.M., esta noche, bajamos de cero. Un invierno bastante crudo en toda Europa y más allá que me da una bofetada nada más salir a la calle. La Comunidad Valenciana, este país valenciano, está de luto. Después de que en el Señor de los Trajes se saliera de rositas pese a las grabaciones escuchadas que como mínimo demuestran que mintieron como bellacos, aquí no pasa nada. Mientras el pueblo valenciano, esa extraña avis, sigue apoyando desde hace años a un gobierno del Partido Popular, inicialmente con Zaplana, Olivas el breve (si, el mismo que el del Banco de Valencia) , Camps, el Señor de los Trajes, y ahora Fabra, Alberto Fabra (no confundir con Don Carlos a puntito de sentarse en un banquillo por fin y con una fianza que madre mía clama al cielo (4.5 millones, y encima los tiene) que ha dejado en bancarrota a todo un pueblo. No hay dinero para la limpieza de colegios, no hay dinero para los proveedores de las administraciones públicas valencianas, ni para los farmaceuticos, ni para los centros sociales y asistenciales que atienden a los más desfavorecidos. Ahora después de la tormenta, nos enteramos que el Señor de los Trajes por aquel entonces presidente de la Generalitat Valenciana, Paco Camps, un día antes de dimitir de su cargo firmo un contrato millonario con la Formula 1, esa que nos ha costado y lo que te rondare morena, millones de euros que ya no teníamos. Nuestro nivel de deuda aumenta. Los grandes eventos, los megaproyectos turísticos han dilapidado no solo el dinero que teníamos sino el que no teníamos. El Gobierno de España nos rescata y aquí no pasa nada, mayoría absoluta, los chorizos parecen arrasar en un país, el valenciano, que agoniza en manos de un gobierno que ahora aprovecha la crisis nacional, internacional para justificar sus desfalcos. Los ciudadanos, aborregados, parece no enterarse de nada pero ha sido y es tan evidente... Ya suenan las mascletas de las Fallas que siguen haciendo alarde de gasto desproporcionado cuando uno de cada cuatro valencianos viven por debajo del umbral de la pobreza. Porquería de raza humana esta.