Revista Cultura y Ocio
Un ovni aterriza en Kushiro, es el relato que da comienzo al libro. La esposa de Komura desaparece de forma súbita, dejando atrás la vida que hasta ese momento había mantenido con su pareja, tras ver de forma continua y frente a un televisor noticias sobre el terremoto. Poco después su jefe le manda enviar un misterioso paquete, por lo que tiene que viajar a Hokkaido.
Este relato nos revela una actitud diferente, inesperada, ante lo imprevisible de la situación de su protagonista, tratando de salir adelante frente a las dificultades que este hecho repercute en su vida.
Extractos:
Conducía Shimao. El coche era un Subaru pequeño de doble tracción. A juzgar por el estado del vehículo, ya debía de llevar más de doscientos mil kilómetros recorridos. El parachoques trasero tenía una gran abolladura. Keiko Sasaki ocupó el asiento del copiloto y Komura se sentó en el estrecho espacio posterior. Shimao no conducía especialmente mal, pero el asiento trasero rechinaba de manera atroz y la suspensión del coche estaba muy dañada. El cambio automático era brusco, el aire acondicionado funcionaba a rachas. A Komura, al cerrar los ojos, lo asaltó la ilusión de encontrarse metido en el bombo de una lavadora. En las calles de Kushiro no había nieve acumulada. Sólo se veían restos helados, viejos y sucios como palabras obsoletas, esparcidos, aquí y allá, a ambos lados del camino. Las nubes pendían, bajas, y la oscuridad lo envolvía todo a pesar de que todavía faltaban unas horas para el crepúsculo. El viento cortaba las tinieblas con un silbido agudo. Apenas se veían transeúntes andando por la calle. El paisaje era el colmo de la desolación: incluso los semáforos parecían congelados.
El segundo es Paisaje con plancha, trata la historia de un grupo de amigos que se reúnen en torno a una fogata en la playa, Keisuke, Jun y Junko, además del señor Miyake el cual une los lazos de todos ellos.
En este relato, un bello texto en el que se narra la historia de aquellos que intentan olvidar, también de la muerte y la vida, de los sueños. Todo ello en un ambiente mágico como es la costa de la prefectura de Ibaraki y, mientras descubrimos la profunda soledad de sus personajes, conoceremos la historia de Jack London Encender un fuego paralela a la narración en ambos relato. Uno de los relatos que más me ha gustado por su lenta narración y descripciones, además por su profundo tratamiento de los miedos por los que pasan sus personajes.
Extractos:
Junko se acordó, como siempre, de Encender un fuego, la narración de Jack London. Es la historia de un hombre que intenta encender un fuego mientras está viajando solo por las remotas tierras nevadas de Alaska. Si no logra encenderlo, morirá irremisiblemente de congelación. Y el sol se está poniendo. Ella no había leído casi ninguna novela. Pero esta colección de cuentos, sobre la que tuvo que escribir sus impresiones durante las vacaciones estivales de primero de bachillerato, la había releído una y otra vez. Las escenas del relato se perfilaban en su mente con gran naturalidad y viveza. Los latidos del corazón del hombre al borde de la muerte, el pánico, la esperanza, la decepción: Junko podía experimentar aquellas emociones con tanta intensidad como si fueran propias. Pero lo más importante del relato era el hecho de que, fundamentalmente, aquel hombre deseaba morir. Ella lo había comprendido. Era incapaz de explicar la razón. Pero ella lo había comprendido desde el principio. Este viajero, en realidad, va en busca de la muerte. Él sabe que ése es el final que el corresponde. A pesar de ello, que ése es el final que le corresponde. A pesar de ello, está condenado a luchar ferozmente. Para no sucumbir, para asegurarse la supervivencia. Para sobrevivir tiene que enfrentarse a fuerzas titánicas. Lo que estremeció a Junko en lo más hondo fue esa contradicción sobre la que se asienta el relato.
El siguiente se titula Todos los hijos de Dios bailan, su protagonista es un joven que convive con su madre, una devota religiosa tras pasar por una vida con situaciones difíciles. A lo largo del relato Yoshiya, como se llama el personaje central, dará un vuelco a su vida conforme va descubriendo la verdad y su pasado oculto por su madre.
En esta narración, en el que se mezcla el presente de la vida de su protagonista —en busca de la verdad más allá de las explicaciones de su madre— y su pasado —misterioso y oculto tras los años de convivencia con una persona difícil de tratar por su forma de ser— todo ello lleva a su protagonista a obsesionarse con las personas relacionadas con él, en alguna medida, y va en busca de ellas constantemente. Un texto comprometido, profundo y, en parte mágico, casi un cuento.
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Cuando finalmente el hombre, después de guardar la revista en la cartera, se levantó y se dirigió hacia la puerta, el tren ya se disponía a entrar en la última estación antes de la prefectura de Chiba. Yoshiya bajó tras él. El hombre se sacó un abono del bolsillo y cruzó la garita de la salida. Yoshiya tuvo que hacer cola para pagar el importe de la diferencia del trayecto. A pesar de ello, llegó a tiempo de ver cómo el hombre montaba un taxi en la parada que había delante de la estación. Él cogió otro, sacó de la cartera un billete nuevo de diez mil yenes. —Sigue a ese taxi. El conductor le dirigió una mirada suspicaz. Luego, miró el billete de diez mil yenes. —No se tratará de algo peligroso, ¿verdad? De un delito o algo por el estilo. —No supone ningún peligro. Tranquilo —dijo Yoshiya—. Es una investigación normal y corriente. El conductor cogió el billete sin decir palabra, puso el coche en marcha. —Pero la carrera va aparte. Bajo bandera. Los dos taxis atravesaron un barrio comercial con las puertas metálicas bajadas, pasaron ante unos descampados oscuros, dejaron atrás un gran hospital con las ventanas iluminadas, atravesaron solares donde se alineaban edificios de pisos baratos a la venta. Como el tráfico era casi inexistente, la persecución no comportaba ni dificultad ni emoción alguna. El conductor, muy en su papel, iba aumentando y reduciendo la distancia, a intervalos, entre ambos vehículos. —¿Es una investigación sobre adulterio? Yoshiya respondió: —No, es un asunto de cazatalentos. Un tipo al que se disputan dos compañías. —¡Caramba! —exclamó el conductor asombrado—. ¿Eso llegan a hacer ahora las empresas para contratar a gente? Pues no lo sabía.
El cuarto relato, Tailandia trata la historia de una doctora dedicada a los problemas hormonales y, especialmente, a los de tiroides. Satsuki se encuentra en una conferencia en un hotel de Bangkok, allí se evade de los problemas dirigiéndose diariamente a nadar a una piscina fuera de la superpoblada del hotel con Nimit, el chofer de la limusina que le traslada a la otra piscina.
Este relato cuenta una historia de superación interior, de reflexiones y sobre todo, de perdonar los errores del pasado. A lo largo del relato descubrimos la forma de Bangkok a través del chofer que ayuda a la protagonista con sus problemas de diferentes formas, incluso llevándola con una anciana que la da un consejo para sanar el interior de sí misma a través del sueño. Un relato que me ha gustado por la tranquilidad y la serenidad que transmite a pesar de los pensamientos de su protagonista.
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John Rapaport era un americano amigo de Satsuki y era él quien había organizado su estancia en Tailandia. Rapaport había ido rodando por el Sudeste Asiático como corresponsal de prensa desde la época de los jemeres rojos y también era muy conocido en Tailandia. Había sido él quien le había recomendado los servicios de Nimit como guía y chófer. «Tú no hace falta que pienses en nada. Tú no digas nada, déjalo hacer y todo irá bien. Es todo un personaje», le había dicho Rapaport con una sonrisa maliciosa. —De acuerdo. Lo dejo en sus manos —le dijo Satsuki a Nimit. —Entonces, mañana a las diez. Satsuki deshizo el equipaje, alisó las arrugas de sus vestidos y faldas y los colgó en perchas: luego se puso el traje de baño y se dirigió a la piscina. Ciertamente, tal como había dicho Nimit, no era una piscina para nadar en serio. Tenía forma de haba, con una hermosa cascada en el centro, y los niños se lanzaban la pelota en la zona menos profunda. Dejó correr la ida de nadar, se tendió bajo un parasol, pidió un Tío Pepe con Perrier, se enfrascó, en el punto donde la había dejado, en la nueva novela de John Le Carré. Cuando se cansó de leer, se tapó la cara con el sombrero y echó una cabezada. Soñó con un conejo. Fue un sueño breve. Un conejo temblaba dentro de una caseta rodeada por una tela metálica. Era medianoche y el conejo parecía presentir la llegada de algo. Al principio, ella observaba el conejo desde fuera, pero, a partir de cierto momento, ella misma se había convertido en el conejo. Podía vislumbrar vagamente entre las tinieblas la silueta de ese algo. Incluso después de despertarse conservó un desagradable regusto en la boca. Ella sabía que aquel hombre vivía Kobe. Incluso conocía su dirección y número de teléfono. Jamás le había perdido la pista. Justo después del terremoto, Satsuki había llamado a su casa, pero, tal como era previsible, no había podido establecer comunicación. «Ojalá tu casa esté aplastada», pensó ella. «Y tú y toda tu familia os encontréis en la calle, sin blanca. Porque, teniendo en cuenta lo que tú has hecho por mi vida, teniendo en cuenta los hijos que yo debería haber tenido, eso es lo que te mereces.»
El siguiente relato es Rana salva a Tokio, este relato cuenta como Rana, una rana de verdad a vista de su protagonista Katagiri se propone salvar a Tokio de un terrible y destructivo terremoto que mataría a la población de la ciudad, con la ayuda de su protagonista le propone enfrentarse al ente del mal, Gusano, que se encuentra bajo el edificio en el que trabaja.
En este texto volvemos a la introspección pero desde un punto de vista más fantástico, como es costumbre en el autor, mezclado con la realidad, además Rana es una ávida lectora de clásicos y siempre está parafraseando a los grandes clásicos de la literatura como a Dostoievski para que el protagonista (y a su vez el lector) comprenda la situación a la que se enfrenta. Este relato me ha parecido muy bueno por su forma de captar la atención con pequeños giros.
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Katagiri lo miraba boquiabierto. Rana, a su vez, clavó los ojos en Katagiri sin pronunciar palabra. Estuvieron unos instantes observándose el uno al otro. Luego, habló Rana. —Un gran terremoto. Asolará Tokio el dieciocho de febrero a las ocho y media de la mañana. Es decir, dentro de tres días. Aún será mayor que el de Kobe del mes pasado. Se calcula que habrá alrededor de ciento cincuenta mil muertos. La mayor parte, por descarrilamientos, vuelcos y colisiones de los medios de transporte en plena hora punta. Desplome de autopistas, hundimientos del metro, caída de ferrocarriles aéreos, explosión de camiones cisterna. Los edificios se convertirán en montañas de cascotes que sepultaran a la gente. Las llamas se alzarán por doquier. El tráfico de las carreteras quedará colapsado, las ambulancias y coches de bomberos serán meros trastos inútiles. La gente irá muriendo y muriendo, sin más. ¡Ciento cincuenta mil víctimas! Un auténtico infierno. La gente deberá tomar consciencia de la fragilidad extrema de esta gran concentración de seres humanos llamada «ciudad» —dijo Rana sacudiendo levemente la cabeza—. El epicentro se situará muy cerca del ayuntamiento de Shinjuku, a poca profundidad. —¿Cerca del ayuntamiento de Shinjuku? —Para ser exactos, justo debajo de la sucursal de Shinjuku de la Caja de Crédito y Seguros de Tokio. Se hizo un profundo silencio. —Entonces…, si lo he entendido bien… —dijo Katagiri—, se trata de impedir que ocurra el terremoto, ¿no es así? —Exacto —asintió Rana—. De eso se trata. Usted y yo descenderemos al subsuelo de la sucursal de Shinjuku de la Caja de Crédito y Seguros de Tokio y lucharemos con Gusano.
El último relato se titula La torta de miel, en este texto, centrado en un triángulo de amor y desamor, conocemos la historia de Junpei; un escritor de relatos infravalorado, Sayoko; una traductora con una vida familiar difícil y Takatsuki, periodista de sucesos y deportista, estos últimos un día deciden tener una niña que llaman Sara, la cual tiene pesadillas con el hombre del terremoto que la amenaza con introducirla en una caja cuando duerme.
En este texto se mezcla el cuento con el relato, lo fantástico con lo real creando una atmosfera misteriosa y, al mismo tiempo, realista. Un relato de gran calidad en el que se mezcla todas las claves que Murakami suele utilizar en sus relatos y novelas, además, de forma original introduce un cuento que va narrando a cortes a lo largo del texto, enriqueciendo la trama. Los personajes que protagonizan esta narración son, a pesar de la corta extensión, profundos y comprensibles. Es mi relato preferido por su forma de narrar la historia, su trama y su estructura.
Extractos:
Junpei no buscó empleo fijo y se dedicó a escribir subsistiendo con trabajillos de media jornada. En aquella época, en cuanto acababa de escribir algo se lo enseñaba primero a Sayoko y escuchaba su franca opinión. Y lo rescribía siguiendo sus indicaciones. Iba corrigiéndolo pacientemente, una y otra vez, hasta que ella le decía: «Así está bien». Junpei no tenía ni maestro ni compañeros literatos. Los consejos de Sayoko eran la única débil luz que alumbraba su camino. A los veinticuatro años, su colección de relatos obtuvo el premio de una revista literaria al mejor escritor novel y fue nominado para Akutagawa. Durante los siguientes cinco años, fue propuesto para el Premio Akutagawa un total de cuatro veces. Una carrera nada despreciable. Pero al final jamás lo obtuvo y acabó convirtiéndose en el eterno favorito. Una reseña representativa de aquello decía: «Posee una gran calidad estilística, inusual en un autor joven, y muestra una capacidad notable en la descripción de escenas y en el retrato psicológico de los personajes, pero, en algunos pasajes, se deja llevar por el sentimentalismo y adolece de falta de fuerza, frescura y, en definitiva, de perspectiva novelística». Takatsuki se rió al leer la reseña. —Esos tipos viven todos en otra galaxia. ¿Qué diablos es eso de «perspectiva novelística»? La gente normal no habla de esta forma. «El sukiyaki de hoy adolece de falta de perspectiva cárnica.» ¿Habéis oído alguna vez a alguien decir algo así?
Recomendado para aquellos que quieran descubrir a un Murakami más introspectivo, en estos relatos conoceremos los sentimientos que dejan un terremoto a través de los personajes que narran sus historias, también para aquellos que sean lectores de la literatura japonés, este libro describe la sociedad contemporánea, y por último para aquellos que quieran dejarse llevar por la forma de narrar del escritor japonés en estos seis textos.
Editorial: Tusquets Editores Autor: Haruki Murakami
Páginas: 192
Precio:16,34 euros
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